lunes, 15 de diciembre de 2008

Final con carta de ajuste




Querido pasado:

Hoy supe que el amor ha vuelto a tu vida.
Las fuentes no importan, las palabras se las lleva el aire y éste tiene en ocasiones el capricho de convertirse en remolinos que soplan hacia el sur, trayendo retazos de tu vida que oigo sin querer. Podría decirte que me alegra tu apertura a la alegría, al compartir, pero no me corresponde juzgar tus actuales movimientos.
Sólo quiero hablarte de mi. De la sensación opaca que antaño tu silencio provocó en mi pecho. De la angustia de saber que no sabré, que no veré, que no compartiré ni tu alegría ni lo poco que dejaste en tus incendios a no ser las cenizas que traiga el viento, siempre cargadas con tierras y hierbas de otros jardines. Siento la lejanía de los cañones que resoplan en los ecos de llamadas no escuchadas. No es mi afán repetir siempre la misma salmodia. No son mis pasos los que resuenan por las estancias frías a las que el fuego no calienta.
Mi propia casa se llena de colores, se abre a la vida. La certeza de la primavera retumba con nombre propio en mi corazón. Abono y siembro la semilla de mi vientre en encuentros de miradas. La seda que envuelve mi cuerpo calienta el sol del mediodía, y nada añoro en mi presente que se conjugue con tiempo pretérito.
Me gustaría un final con carta de ajuste, unos minutos musicales que reconozcamos al baño María. Una comida con guisantes adeherezados con las escamas de la risa. Quizás en silencio, quizás no.
¿Quien puede decir de antemano, preguntar de antemano, sentir de antemano cuando el espejo no devuelve la imagen propia sino un vacío invisible lleno de sílabas ajenas?
Si el Amor cambia tu ruta, te deseo buenos vientos para tus barcos, un mar tranquilo sin añoranzas, trajes de salivas y besos para tu cuerpo, rellanos de escalera donde la encuentres sin tener que dar traspies, inspiración en tus poemas hecha de realidades que no viajen a paises exóticos donde los pechos se conviertan en mangos, claridad para los días sin luna, vocación pese a las tormentas... En fin, me gustaría que construyeses aquellos sueños que se perdieron en las trincheras, en los manchas de dibujos difíciles, en collares de días descoloridos.
Yo me diluyo en la niebla de la memoria, como el humo ascendente de tus amapolas, pueblo ya de una nación de difuntos entono un último canto que te traiga la mejor de las suertes.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Causas raras


Dejó el coche muy bien aparcado, justo delante de la puerta de los grandes almacenes y respiró satisfecho de su habilidad o de su suerte, no lo tenía muy claro.

La Navidad destilaba su hipo lumínico de iconos desgastados. El aire caliente le envolvió al trapasar el umbral que conducía al brillante mundo del consumo. Todos los sentidos se conectaron con la necesidad de regalar, el imparable ritual anual que odiaba aún más que la tortuosa musiquilla que lo acompañaba.

Sintió un vacío en su estómago que identificó al punto: hambre; tras dos horas de conducción y más de tres desde el desayuno, su cuerpo emitía señales ineludibles: la hora de parar había llegado. El sabor a sandwich vegetal llegó directamente de su cerebro y sus pies hicieron el resto.

Cogió maquinalmente el carro de la compra, introdujo la moneda en la ranura, entró por las puertas de seguridad, fue observado por el segureta de la entrada que leía sin interés folletos de oferta. El pasillo principal, la zona de droguería, la frutería a la derecha, los turrones a su izquierda. Adentrándose por él los paños de cocina, escobas y fregonas con productos que aseguraban una limpieza total. En el lateral derecho: la pescadería, la carnicería y los embutidos rodeados de cavas, riojas, penedeses, albariños y demás bebidas espiritosas...

Conocía esta superficie como su propia casa, una sensación de inquietud comenzó a taladrarle las entrañas pero esta vez no provenía de su estómago.

Detuvo el carro en la zona de menaje del hogar y se preguntó qué ocurría.

No podía moverse, su respiración se aceleraba, sudaba y tenía frío al mismo tiempo...

Descubrió imágenes en su memoria llenas de caras familiares, de días de compra mensual, de vaivenes al son de la seguridad que producía el tener las claves de un mapa que posibilitaba alimento y complicidad. Y volvió a sentir el dolor de la traición, el desengaño de la caída de peanas, la asunción de la normalidad de una existencia comunitaria. La aceptación de no ser especial, de no ser diferente, de ser un miembro más de la especie racional... con sus mismos problemas y... sus mismas soluciones.

Tras reconocer la profundidad de la cicatriz, reanudó su marcha. Compró sin alegría aquello que necesitaba, pagó sin sonrisa, y una vez fuera de aquel lugar tan sabido. Volvió a sentirse él, volvió a recuperar la serenidad, volvió a la confianza y al presente. Respirando, aliviado.

Es curioso, como en los sitios más insospechados, nos alcanzan los recuerdos y se agigantan. Ese lugar, testigo imparcial de su existencia, guardaba las sensaciones olvidadas que la ciudad ya no traía. Quién iba a decirle a él, que lo que quedaría de su larga historia de amor, fuesen las compras mensuales en un hipermercado...

Qué raras son las causas, qué inesperados los azares, qué patética la memoria... Salió entre carcajadas, desaparcó su coche.

viernes, 5 de diciembre de 2008

En un tiempo futuro


Cuando sea vejecita quiero un atardecer en malva como fondo de confidencias. Quiero madejas de lana a las que, tirando de un hilo, poder enmarañar y desenmarañar según antojo.

Unos ojos azules para tomar baños calientes que curen el reuma de alma. Chiquillos ruidosos que saquen la lengua a sermones con forma de salmodia para juntar "folgos" y dar "unha carreiriña de can" tratando de alcanzarles entre risas.

Quiero curiosidad intacta ante las sorpresas que traerá la vida y también serenidad para afrontarlas.

Una mañanita que abrigue de los rocíos hechos escarcha por lo querido que perdimos en el camino. Buena memoria para recordar los días luminosos, los abrazos compartidos, los dolores de barriga producidos por la risa, las manos que toqué y me tocaron para reconfortarme.

Paciencia para los achaques que no me permitan volar más que con mi pensamiento. Alas para la imaginación con las que peinar historias y no batallas.

Olvido para los días amargos, los rencores, las indiferencias y tiempo para sacar una enseñanza limpia que no tenga deudas.

Me gustaría un grupo de abuelitas gruñonas y juguetonas capaz de pellizcar nalgas turgentes y estallar en carcajadas. Un grupo de brujitas hacedoras de encantamientos cocinados a la lenta lumbre de la experiencia, prestas al seguimiento de pestañas aleteando insufladas por el nacimiento de un joven amor que humedezca los ojos cuando nos miremos cómplices... Sin rubor ante las emociones, pelearemos como lobas y nos emocionaremos cual gelatinas de color pastel.

Quisiera que ninguna se avergonzase de los surcos de su piel, del deterioro de su cuerpo, que llevásemos el desgaste propio del transcurrir del tiempo con humor, sin anhelo físico de una juventud irrecuperable.

Que el amor ocupe el lugar del apoyo familiar, el motor que mueva nuestras piernas haciéndonos salir de la cama y el sofá.

Mis queridas brujitas, jóvenes, hermosas, brillantes, sabias, AMIGAS... No puedo imaginar conjugar ningún verbo que tenga que ver con vivir, sin la presencia adorada de vuestras miradas... Sé que algún día esas miradas estarán en el mismo lugar y no a tantos kilómetros de distancia...

viernes, 28 de noviembre de 2008

Sueña


En el claro de la luna
donde quiero ir a jugar,
duerme la Reina Fortuna
que tendrá que madrugar.

Mi guardiana de la suerte,
sueña cercada de flor
que me salvas de la muerte
con fortuna en el amor.

Sueña, talismán querido,
sueña mi abeja y su edad;
sueña y si, lo he merecido,
sueña mi felicidad.
Sueña caballos cerreros,
suéñame el viento del sur,
sueña un tiempo de aguaceros
en el valle de la luz.

Sueña lo que hago y no digo,
sueña en plena libertad,
sueña que hay días en que vivo,
sueña lo que hay que callar.

Entre las luces más bellas
duerme intranquilo mi amor
porque en su sueño de estrellas
mi paso en tierra es dolor.

Mas si yo pudiera serle
miel de abeja en vez de sal
¿a qué tentarle la suerte
que valiera su soñar?

Suéñeme, pues, cataclismo,
sueñe golpe largo y sed,
sueñe todos los abismos,
que de otra vida no sé.

Sueñe lo que hago y no digo,
sueñe en plena libertad,
sueñe que hay días en que vivo,
sueñe lo que hay que callar.

Sueñe la talla del día,
—del día del que fui y del que soy—
que el de mañana, alma mía,
lo tengo soñado hoy. Silvio Rodríguez

jueves, 27 de noviembre de 2008

Cambios-2


No tolerar cambiar nada en la vida, que la comodidad sea la bandera que guía nuestro caminar, la indolencia y la anestesia los alimentos más apetitosos de nuestra vida.... me parece, sinceramente, un desperdicio...

Alguién me acusa de intensa y exagerada.

Si, si, si.

Lo soy. Soy exagerada en mi expresión, en mis gestos, en mi autocrítica, en el uso del color en mi casa, en el desparrame de cosas a lo largo y ancho de mis habitaciones, en el sentir de las pequeñas cosas, en la imaginación, en dar importancia a cosas que para los demás no la tienen, en la ilusión que pongo en unas flores o en una bañera limpia, o en un desayuno llevado a la cama.

Soy intensa en mis afectos y también en mis odios.

No soy una santa, no estoy equilibrada, no hago yoga todos los días, ni medito sentada en un cojín. Pienso que no todo el mundo es bueno, pero prefiero partir de la premisa de que todos tenemos algo por lo que ser amados o, por lo menos, no desterrados a la indiferencia. Creo que este no es el mejor de los mundos, creo que hay mucho por hacer, por crecer, por aprender, por sentir, por llorar, por reir, por bailar. Que la vida son dos días y que hay que disfrutar, pero que hay cosas por las que es bueno pararse, por las que es bueno cambiar o intentarlo al menos.

Probablemente no soportaría vivir con alguien exacto a mi, porque me parecería demasiado intenso... Pero tampoco con alguien contrario a mi.
Necesito un poco de cuestionamiento de vez en cuando, de la misma manera que necesito cambiar el lugar de los muebles de mi casa o encender velas, o disfrutar del silencio. Es mi manera de hacer limpieza general. Me siento incapaz de vivir en una casa en la que no se mueva ni un cenicero de la misma forma que no puedo dejar de preguntarme por mis creencias.

Cada cierto tiempo reseteo mi pcu, tiro lo que no sirve, actualizo programas y miro a ver si lo que tengo es realmente lo que quiero. Así soy. Así me quiero, así me acepto. Sin perfecciones pero también sin falsas modestias.

Me gusta hablar de sentimientos y darles vueltas hasta que me entiendo. No soporto pasar página y hacer como qué no me acuerdo de lo oído, lo dicho, lo acontecido. Me siento y dialogo. Intentando aclarar, llegar a conclusiones, cerrar las conversaciones. Odio los problemas no resueltos que vuelven una y otra vez. Me desgastan, me agotan. Son moscas cojoneras de verano y no se irán hasta que abras una ventana, los liquides o cambies de casa.

Una cosa no muy buena, cambiarse a una nueva casa y llevarse una mosca cojonera.... no creeis?

martes, 25 de noviembre de 2008

Cambios


Decía Heráclito que todo fluía, todo estaba en permanente cambio y esa era la esencia de la realidad, ese concepto abstracto que acoge todo este movimiento y lo sustenta convirtiéndolo en un sueño de permanencia, de seguridad, de quietud.
Aceptar los propios cambios no siempre constituye algo fácil. No siempre estamos de acuerdo con lo que la vida nos va trayendo, o lo que suponen las elecciones que tomamos.
Los que creen en el destino piensan que estos cambios vienen "prefijados de fábrica", como una especie de código de barras en el que, además de nuestra fecha de facturación y caducidad, vendrían insertados los momentos encrucijada de la existencia.
Otros opinan que el destino es la disculpa de los cobardes que no admiten la propia responsabilidad de sus acciones y atribuyen a las fuerzas fatales todo cuanto deciden, permaneciendo inocentes pese a que sus actos influyan negativamente en los demás.
Quizás hemos evolucionado en la historia de la humanidad, pero no hay nada nuevo en lo que a la conducta moral humana se refiere. Ya los griegos hablaban de voluntad y libertad como características íntrinsecas a la moral. La petición de "seriedad" aristotélica al Espoudaios, hombre moral, responsable de su propia vida como quehacer.
En la Edad Media ya dirimían entre el libre albedrío o determinación.
Particularmente soy partidaría del pensamiento no determinado. Y digo bien partidaria porque no conocemos prácticamente nada del fin de nuestra existencia como especie, sólo podemos dejarnos encaminar por nuestro pensamiento y responsabilidad individual. Que la fe sea la base de nuestra acción no nos exime como creadores de nuestra cotidianidad.
La libertad es un concepto creado por el ser humano que ha evolucionado y cambiado a lo largo de la historia de la misma manera que la esclavitud.
Así que mi intención vital es aprender de los cambios de mi vida. Intentando siempre ver el lado positivo que me enriquece personalmente y provoca beneficios a los que me rodean. El crecimiento que aportan a mi persona las consecuencias, positivas o negativas, que del cambio se derivan.
Si nos aferramos a una falsa quietud, a una seguridad que nada tiene que ver con la vida, seguiremos moviendonos de crisis en crisis, repitiendo los mismos fallos una y otra vez. Tenemos la responsabilidad de hacer de nuestra vida algo valioso, como individuos y como especie... De nosotros depende.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Poesía y entrañas


Cuando la arena se hizo vestido

abrazaste el mar sin vereda,

trenzando cabellos de espuma,

saltando todas las cercas.


Si tu pie se quebró en el camino

no fue por temor a abrir puertas,

sino a olvidar que las cerraduras

para algunas llaves fueron hechas.


La imagen que te refleja el destino

desenfocada la ves y

no atino

a entender cémo el calor de tu vientre

yo siento centrado en el mío.


Atusa tu pelo y con lazos

celebra el son de la vida

que abierta espera tu vuelta;

tú, siempre dispuesta

a extender tus abrazos

y a no cerrar puertas.

martes, 18 de noviembre de 2008

Amanece


Negra la habitación me trae tu cuerpo, abrigo caliente y suave, enroscado en mi cintura que se abre al caminar de tus dedos en mi orografía. Transito por tu cabello con la espera de que se te abran los ojos, me mires y me reconozcas, me pidas que no me vaya, que me quede a acunarte, a tirar tus runas...

De tu boca, murmullos confusos arrastran el cansancio que no cesa. Impaciente me muevo, despacio, desatendiendo mis atenciones, arrancando velas.

Levanto mis esperanzas y aseo mis telarañas. El bautizo reanuda mis ansias pero el reloj, traicionero, marca el punto de no regreso, la larga cola de espera que cada mañana me mira con rojos ojos .

En la ventana amanece, el cielo se rompe, las estrellas se meten en camisa blanca que ata la luna. Y salgo en puntillas cual bailarina, a esperar la noche que nos auna.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Tras la lluvia


Tras la lluvia de la noche, el sol asomaba justo cuando sus ojos se entreabrían. Las pesadillas consiguieron agotarla, dejándola en un estado de vulnerabilidad bastante más exagerado que el habitual.

- Buenos días-
Las lágrimas no rodaban a la velocidad necesaria para que él no descubriese su pesar.

-¿qué te pasa?

-Nada, nada, una pesadilla.-

-Quiéres contármela?-

-Todos aquéllos que me han dañado el corazón juntos en la casa de mi infancia.... La casa estaba sucia, destartalada, pero conservaba aún aquéllos detalles que la hacían reconocible. Mi piano en el mismo sitio, tal y como lo recuerdo. En cambio, la mesa de juegos estaba rota, y había sillas que no le pertenecían.

Una de ella se deshacía cuando la abría... Las telas de arañas y el polvo cubrían las paredes.

Ella se abrazaba a todos los que vivían allí. Representaba el papel de amiga que yo viví en su día. Ninguno se daba cuenta de mi presencia. Incluso cuando me senté en el sofá roñoso del salón los dos que se besaban, se tiraron sobre mi aplastando mi cuerpo.

Me puse furiosa, quería romper todo aquello que no era mío, que se fuesen de la casa, pero mi irritación les era tan ajena como mi presencia. Ni siquiera se molestaban en mirarme.

En el hall entraba Jesús, un amigo al que quería con toda mi alma y que me traicionó, ... recuerdas que te lo conté? Me abrazaba llorando a él bucando consuelo, buscandooo... reconocimiento, espacio, apoyo.... pero sus brazos estaban flojos y su abrazo se escurría como la arena de un reloj. Salía de la casa y me pedían que no volviese, que me llevase mi piano. ¿Pero cómo? No soy lo sufiecientemente fuerte y no puedo bajarlo por las escaleras yo sola. Decido pensarlo y volver en otra ocasión. Cuando espero el ascensor ella me dice que quiere hablar conmigo, sincerarse. Me despierto después de sentarme sobre una fuente, para que ella me cuente, me explique-
- Bueno... es una pesadilla no?- Dijo él mientras la abrazaba.
-Si..., lo es..., pero refleja un patrón de mi vida. Representa todas aquéllas veces en las que no supe defender lo que era mío, mi posición en el mundo, el espacio que ocupo por derecho, porque simplemente soy, el mismo que abandono sin chistar siquiera cuando no me dejo ser yo. Y me duele, me duele darme cuenta de todo lo que he dejado que me oprima, que me aprisione. Me duele darme cuenta de que he sido la carcelera de mi propio encierro. Que hubiera bastado una protesta, un grito, un puñetazo en la mesa o largarme, marcharme.... Mucho antes, muchisimo antes-

Roberto se quedó mirándola fijamente, mientras ella se acurrucaba, necesitaba sentirse acogida, segura, en casa. A él le dio la risa y ella se ofendió.

- Es que... tenías una cara tan simpática-

No le pareció apropiado. Notaba la angustia sentida en el sueño en su propio pecho. Notaba la verdad que el sueño escondía y aún no se había repuesto.... No le pareció apropiado y sacó su caparazón y apretó una a una sus conchas, blindó hasta la última de las fisuras por donde se podía colar un rayo de luz y le dio la espalda.

Roberto lo intentó, volvió a decir que tan sólo era una pesadilla, que no tenía porqué ponerse así... Un nuevo ajuste del blindaje lo mandó a kilómetros de distancia y, entonces, él.... se enfadó.
Esta también era una dinámica conocida, ella suponía que para ambos, en la que ella pide reconocimiento, él se lo da para quitárselo minutos después, ella se blinda, él se va.... Preciosa manera de comenzar la mañana.

-Me niego a quedarme aquí parada compadeciéndome de mi misma- Mentalmente decidió que se ducharía en cinco minutos, desayunaría en otros cinco y que cogería el coche para ir a ver el mar.

Mientras conducía la radio sonaba: "Dejate llevar, por las sensacioneeees Que no ocupen en tu vida, malas pasiones... Esa pregunta que te haces sin responder, dentro de ti está la respuesta para saber... Tú eres el que decide el camino a escoger Hay muchas cosas buenas y malas, elige bien Que tu futuro se forma a base de decisiones Y queremos alegrarte con estas canciones "

Si, ahora era el momento de dejar de compadecerse por el pasado e intentar hacer las cosas bien, escoger bien, para el futuro. Era la hora de ocupar su propio espacio sin odio, pero con firmeza. Abrió la ventanilla y dejó que el olor a mar entrase por cada uno de sus poros, desató su sonrisa.

martes, 11 de noviembre de 2008

La perra del hortelano


La perra del hortelano ladra a la luna que aún no ha salido.
Insulta al sol para que se vaya pero,
cambiando de idea,
le llama,
le apremia a que vuelva el día si la noche no pasa.
La perra del hortelano no discierne entre jardines
porque no abandona
jamás el lugar de donde viene,
volviendo sobre sus pisadas
si pierde de vista el prado
en el que nadie por su nombre la llama.
Rechaza la mano que la acaricia
mordiéndo al tiempo que abraza.
Si el reflejo de su rostro le ofrece el agua,
remueve los lodosos fondos,
más, si no se acuerda de sus ojos
aulla sobre las colinas
para que vuelvas y
tras el alba,
sale con el rabo entre las piernas,
pareciera asustada.
No intentes averiguar qué piensa,
nunca se conduce por nada,
pero negará cualquier intento de explicación, de causa.
Ni contigo ni sin ti la vida aprieta
y, si canta, habla y,
si llora, rie y,
si sale, entra, y
si sana, sangra y,
si ama, ...
y si ama, mata.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Aquí te dejo


Un trocito de jabón de canela para que, al lavar tus manos, te llenes de aromas.

Una lámpara de sol con sabor salado.

Un poema a medio acabar como todas nuestras conversaciones.

Un edredón de plumón de ave fenix, que es el más calentito.

Un pico de luna por si hay algo entre tus sienes.

Una copa de vino con brindis de mandarina.

El espacio que hay entre suspiros para que te inspires.

Una partida ganada a nuestro juego favorito.

Tiempo para pensar en lo que más miedo te causa.

Sonrisas de bienvenida al umbral de las puertas que quieras cruzar.

Besos de despedida cuando las abandones.

Seriedad para lo que es importante.
Ligereza para lo que no lo es.
Un mapa donde encontrarme
y una brújula para que te pierdas tú.
Y la certeza de que entres o salgas mi abrazo te estará esperando

jueves, 6 de noviembre de 2008

Los niños duermen... 2ª parte



Como era previsible, Claudia se despidió, cuando se dio cuenta de que no le prestaba la suficiente atención, con un ya te llamaré. El mismo ya-te-llamaré de los últimos tres años y que jamás se producía. Cosa que Eva agradecía sobremanera.
Comenzaba a hacer mucho, pero que mucho frío y sus manos habían adquirido ya la tonalidad morada que indicaba la necesidad de meterse en algún sitio con urgencia. Las cafeterías llenas de gente no le parecieron una opción deseable. Pensaba en el ruido producido por todas esas conversaciones con timbre made in spain a todo volumen y se aturdió antes de probarlo siquiera. La Biblioteca municipal le pareció la mejor opción. Silencio, calor y probablemente una máquina de café con la que calentarse por dentro.
Le gustaba mucho el edificio donde estaba instalada, una construcción de las pocas del barrio antiguo que se conservaban en un buen estado y a la que no habían destrozado con una rehabilitación que traicionase su carácter. Las ventanas azul cielo le daban un aire de casita de muñecas, de contener misterios llenos de hadas, brujas, ogros y demás seres fabulosos.
-Muy apropiado con el día que llevo-pensó. Así que entró deambulante y se dirigió al piso de arriba, donde estaban las novelas y la poesía... Un poco de lírica le haría bien.
La sala estaba vacía y se sintió reconfortada por el silencio, el espacio y toda una gama de posibilidades en las que zambullirse manteniendo su mente ocupada. Abrió el buscador y consultó el fondo de la biblioteca, Belli Gioconda, le pareció una buena opción. Había leído sus novelas pero nunca había conocido su poesía. Tras pedir el libro en la recepción, recordó un juego de la adolescencia evocado por el olor a papel, tinta, tactos y pieles de los libros de biblioteca. Aspiró profundo aquel aroma y escuchó las voces de sus amigas....
- A ver.... qué me pasará si me lio con Pablo-
- Respira hondo y céntrate en el tema que preguntas y después abre una página y lee lo que pone-
Las risas acompañaban este juego que nunca dejaba huella porque jamás nadie retenía ni una sola palabra de lo respondido en la consulta. Sonrío y se dejó llevar. Respiró profundo, abanicó las páginas del libro y abrió
Uno no escoge el país donde nace;
pero ama el país donde ha nacido.
Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;
pero debe dejar huella de su tiempo.
Nadie puede evadir su responsabilidad.
Nadie puede taparse los ojos, los oidos,
enmudecer y cortarse las manos.
Todos tenemos un deber de amor que cumplir,.
una historia que nacer
una meta que alcanzar.
No escogimos el momento para venir al mundo:
Ahora podemos hacer el mundo
en que nacerá y crecerá
la semilla que trajimos con nosotros.

Una lágrima rodó por su rostro... y enmudeció.

martes, 4 de noviembre de 2008

M.


Enciendo mi vela y susurro tu nombre para que el viento de palabras galope hacia ti ahora, ráudo y caliente como mi aliento....

Y recorra mares, montañas, desiertos, bosques, soles y nieves hasta llegar donde tú eres.

Que forme un remolino, una cuna donde mecerte, con brazos sin aprieto que te recojan, limpiando verdes.

La flor invernal que no viene, cuide tus primaveras, vigile tus sienes. reciba el cariño que merece.

Sin oscuridad no hay luz, sin amor solo muerte. Deja que fluya de ti y te llene de bienes.

Del duelo que teje el destino, siempre tenemos la suerte, plantando aunque no veamos lo que aún está en simiente.

Así que hermana mía desata tu canto en noviembre y toma mi mano si quieres, mi corazón.....

YA LO TIENES

jueves, 30 de octubre de 2008

Propuesta


Si tus labios acarician mi boca,

mil lagartos anidan en mi vientre,

moviendo sus colas al unísono,

desatan la sed que busca fuente.

Y bebemos del agua que alivia

distancia de tu frente a mi frente,

sabiendo del retoño plantado
para que no nos encuentre la muerte.

Tú quieres que plante tu huerta

que coja mi azada, y más fuerte

riegue de colores los vientos

que azotan detrás de tu mente.

Yo miro, perpleja, el sonido

de tu voz que mi espalda acaricia

queriendo buscar margaritas

ordenadas siguiendo el camino.

Sin sentido me encuentra la aurora,

sin sentido no espero relojes,

sin sentido mi casa es tu casa....

sin sentido...
solo sintiendo.

viernes, 24 de octubre de 2008

Los niños duermen en sentido contrario que el girar de la tierra


Paseaba sin rumbo fijo, los ruidos de la ciudad acompañan meciendo los pensamientos que se suceden sin orden, arrastrando desde la lista de la compra a la consciencia de la luz ambarina que tiñe de otoño las aceras.
Eva no quiere pensar, no quiere dar vueltas a la conversación que horas antes le provocara un terrible dolor de cabeza.
- No pensar, no pensar, no sentir-
Una mujer embarazada bebe agua de la fuente de la plazuela. Eva no puede dejar de mirarla, de observar la protuberancia de su vientre, el botón que sobresale como si se dispusiese de una palanca de expulsión accionada a su debido tiempo. La mujer se reincorpora con cuidado, sus movimientos son lentos y dificultosos, un baile ralentizado, lateral. Es su expresión la que denota que no falta demasiado para el gran momento, todo requiere demasiado esfuerzo. Le sonríe cuando pasa por su lado mientras ella no logra dibujar más que una mueca.
-Mi vientre... logrará mi vientre llenarse de vida, inundarse del agua necesaria para vencer toda esta sequía? Creo que ya soy demasiado mayor. cuánto tiempo tendría la energía necesaria para jugar con un niño. Es un capricho desear ser madre? El acto más egoísta de la mujer? Porqué se tienen hijos? Qué es lo que lleva a una mujer a esa decisión que cambiará por completo su vida, y que la mantendrá atada per vitam por un cordón invisible a un ser que no es ella misma?-
Los peatones,que esperaban para cruzar,empujaron su cuerpo hasta la acera de enfrente. se dejaba ir sin voluntad. Sólo caminar y mirar, caminar y mirar, sin detenerse, sin fijarse, sin profundizar, como quien ve pasar las nubes con sus cambiantes formas sin detenerse en ninguna.
Otra mujer empujaba un carrito con dos gemelos abrigados hasta los dientes en sus respectivas sillitas. A Eva le pareció que aquellos niños entendían mejor que nadie su estado de ánimo, miraban sin ver colores, siluetas, piernas que iban y venían, sin apego, sin interés, mareados por el movimiento del que permanecían ajenos.
- Cariño.... Qué te sucede?-
Esa voz le pareció familiar y la hizo salir de su trance devolviéndola a la realidad.
- Ah! Hola... no te había visto... iba despistada-
-Y tan despistada mona, que casi te me echo encima. Llevo saludándote con la mano desde dos calles atrás y tú nada... En la himnopia.... Bueno y qué tal cuéntame ¿cómo estás?
-Bien, bien estoy....
Eva sabía que no tenía que contestarle a su amiga, que en seguida se pondría a cotillear de todo bicho viviente, como decía, y ella podría seguir con este estado insensible en el que se hallaba. Visualizó una pompa de jabón aislante del exterior en la que sentirse segura y sola. Desde que la creo sólo podía ver los labios de Claudia moviéndose sin parar, diciendo palabras que no entendía. Por primera vez en el día sonrió.

lunes, 20 de octubre de 2008

Mujer habitada


El prisma de mi ventana se rompe en pequeños arco-iris, danzan en las paredes violetas que me contienen. La luz tenue que roza mi piel calienta sin quemar el cansancio de un día de trabajo.
Recorro la habitación con mis ojos; por si me reconozco en los objetos que la adornan y me hallo de nuevo en las conchas, de nuevo en la gorda bailarina que cuelga del hilo dorado donde, suspendida, soporta en puntas la ligereza de una obesidad flexible. De nuevo en las piedras semi preciosas que llenan la cesta que la amistad tejiera en aquel maravilloso viaje; de nuevo en el espejo en el que la ninfa italiana sigue tomando su baño.
A mi derecha la estantería repleta de libros que leí en su momento y alguno nuevo que me espera. Las bibliotecas son las coordenadas de la propia historia, revelan el ser de quienes las poseen, hablan a gritos de la vida, las necesidades, las dudas, los desengaños, las alegrías. Peldañitos de una escalera desde la que configuré el mundo, mi mundo.
También la música me transporta a horas pasadas y me promete más horas de compañía. Todo lo viejo se hace nuevo, alquimia de esperanza, de ahora, de después.
Mi reflejo en el espejo sonríe, sereno, carente de histriónicas emociones ni de enormes dudas. Me dejo conducir por el flujo de lo vital que siento en mi cuerpo. ¿Es la de siempre? ¿Soy la de siempre? En momentos como este, en el que todo parece confabular para la paz, creo que no. Que soy otra más relajada, más segura, más acompañada por la certeza de no estar sola.
La presencia del cariño impregna las paredes como pintura renovada todos los días. Qué grato, que acogedor el abrazo con el que mis ojos se abren cada mañana. Que inspirador salir por la puerta a trabajar, a luchar con las obras, el tráfico, las prisas, sabiendo el lugar exacto en el que quiero estar. Que coincidencia que este lugar sea mi habitación, con este sol, estos muebles, estos adornos, esta sensación de placidez. Que raro se me hace que no quiera cambiar nada, que todo esté bien, que no haya deseos, ansias, bajones...
Puede ser que la paz se contagie ¿no crees?

martes, 7 de octubre de 2008

Villa verde con veleros??



En la ventana del mediodía una carta se posó.... Traía onomatopeyas perfumadas y cristalinas preposiciones que taconeaban al son de un bolero. El destinatario insomne abrió sin mucho afán el misterioso sobre que aleteaba contracturado.Querida como estás?Yo bien.CuídateTránsfuga de confesionario, martillea el apéndice nasal que antaño descubriera fragancias de desengaño. Ni siquiera los pendones recordaban el sonido de tus suelas. No reconozco el color de las sílabas, que pronunciadas, se agolpan en dictado. A mis violines les falta tensión para afinar los arcos. Tampoco los cefalópodos que navegan en tu bañera conocen la suavidad de las esponjas, mientras las pompas de jabón que te regalé en tu onomástica explotaron llenando de agujas mis ojos. No lo sentiste. No sufriste la irritación momentánea que traen los arcoiris tras la tormenta. Tu lluvia es gota fría, asola cuanto amarillea al filo del flexo y mientras tanto, tarantulas invisibles anidan en mis hombros, arañan el púbico camino que lleva sin sermones a la cuesta de tu alma. Omníricos entremeses que flameas sin escarcha. Dédalo no te escucha porque sordo lo encontraste cuando airado refundabas el pilar de tu cariño. Sin segundos marche hacia el horizonte cuando signos de interrogación trastocaron mi mochila en zapatillas de felpa.
Acuesto la impaciencia en edredones compartidos y no doy plazos a las agujas que marcan el correr del olvido del personaje sin repuesto. La novia, a punto de iniciar una marcha desnupcial, renunció a tirar un ramo abierto de espigones en tormenta de verano.
Llego, voy, marcho, vengo, coordenadas de dirección que marcaron el rumbo del espejo, flotante en un canal de Venecia. La rosa de los vientos de la ignorancia quizás sea mejor compañera que el carril de la autopista que conduce a tierras moras. La sequía del verano .... tras la puerta.

lunes, 6 de octubre de 2008

Constelaciones


Persigo tu chistera por debajo de las piedras.
En espiral de espejos alargadas las siluetas,
ancestros en baile de máscaras.
Acampa el alma ... espera,
llaves, recodos, sendas con huellas.
De ti nada temo, pues proteges la pausa
del que sabe sin retorno una vez primera.
Al que grita atiendo, al que duerme velo,
sin fronteras el tiempo, alfa y omega.
Lápidas sin nombre, camino de estrellas
sólo del mapa recuerdo
sin olvidar la existencia
de los que me precedieron,
los eslabones de mi cadena.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Otoño


Llega el otoño a mi terraza. Las gotas mojan la sombrilla, las hamacas.
Todo húmedo, rezumando agua al tiempo que del exterior un aroma a tierra mojada y algas me rodea mientras observo cómo ha cambiado la luz. Como palidece el sol del mediodía en una sinfonía de colores tenues como caricias. Me siento protegida como un abrazo cálido, la naturaleza sintoniza con mi ritmo y me aquieto.
Las preguntas que intento contestarme siguen presentes, sin violencia ocupan mi pensamiento y no tengo afán de respuesta, tan sólo las dejo acompañarme como si pendiesen de hilos invisibles con los que flotar a mi alrededor.
Por qué necesito conocerme, entenderme? Es esto una necesidad de todas las mujeres o simplemente se reduce a un comportamiento compulsivo que denota una neurosis madura. Siento que necesito verme despacio, haciéndome amiga de mis errores y celebrando mis aciertos. Por qué hay mujeres con las que comparto esta necesidad y sin embargo no conozco a ningún hombre capaz de sentarse a revisarse antes de pasar página?
No intento reivindicar la lucha de sexos, o buscar aquello que nos diferencia pero por qué las feminas que me rodean se quejan de la falta de comunicación, de la falta de conversaciones en las que extraer conclusiones positivas que ayuden a saber quién se es y dónde se puede mejorar. Todos estaríamos de acuerdo en que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. ¿Por qué no estamos en el mismo convencimiento cuando esto se reduce a un ámbito privado. Un ámbito de dos.
En mi utopía relacional veo a parejas separadas hablando de su relación, buscando con honestidad aquello en lo que reconocerse y conservarse y aquello de lo que distanciarse y superarse.
¿No sería más fácil? No nos ayudaría a todos ser compañeros, preocuparse por el otro y por uno mismo? A no dejar que el tiempo cierre heridas llenas de suciedad y sangrando, que se nos enquisten en conductas repetitivas una y otra vez? Porqué no aprender en vez de olvidar. Y después despedirse con la sensación de haber recorrido un camino en el que ha habido de todo: piedras, flores, atardeceres, tormentas... Un sendero que ya no se va a volver a caminar pero del que poder guardar un bonito recuerdo.
Ya veis, acabo de llegar del verano, del sol, la playa y las noches cuajadas de estrellas y el otoño me ha atrapado en su energía meditativa, interior y suave. Así que no me resisto, me paro un momento para compartir mis pensamientos con esta ventana luminosa a vuestos ojos. Unos conocidos, otros no. Pero bienvenidos a este cambio de estación, esta nueva curva en la espiral de la vida.

domingo, 10 de agosto de 2008

Atila


Rey de los Hunos, dice el dicho que por donde pasaba no crecía la hierba en clara alusión a lo numeroso de su ejército y el uso de elefantes como vehículos de transporte terrestre, vamos lo que vendría a ser en la actualidad uno de esos tanques con ocupación externa.
Pues una vez hechas las presentaciones puedo decir que me he sentido como él gran parte de mi vida. Desde la adolescencia he pensado que yo era una especie de atila amiguil que exterminaba a las personas de mi entorno y comenzaba nuevos conocimientos. Así en un círculo interminable. Una y otra vez a lo largo tres décadas me enfadaba con mis amigos y hacía unos nuevos. Mi interlocutor tal vez se esté preguntando en este mismo instante qué hay de raro en cambiar de amigos. Nada. Pero yo tenía la extraña impresión de que no cuidaba bien mis relaciones y por eso se iban al traste. O lo que es lo mismo, que la culpable siempre era yo. Que había algo en mi carácter que me hacía tan intolerable que acababa por estropear algo hermoso.
Hace unos días hablaba con una de esas amigas del alma con cuya amistad me hace sentirme afortunada y me dijo que ella no tenía esa impresión de mi, más bien lo contrario. Y hace breves momentos me puse a pensar en cuáles son mis amigos y hace cuánto tiempo les conozco. Cuantitativamente hablando tengo amigos desde el instituto. He cambiado de ciudad en tres ocasiones y mantengo amistad con personas de esas tres ciudades.
Todo este rollo viene a mi descubrimiento, evidentemente teórico, de que la vida te deja determinadas personas, pocas en número pero grandes en sentimiento, en comunicación, en cuidado, en libertad, en independencia, en definitiva en AMISTAD. Y eso es lo importante. Esa etiqueta sobre la necesidad de relación amistosa con un montón de gente es tan absurda como lo es una película americana sobre la animadora popular. Todas las ideas que nos inculcan sobre la socialidad, sobre la necesidad de perdernos o identificarnos en un grupo no me valen ya. Reivindico la individualidad en este segundo de descubrimiento. La individualidad como relación de individuos, de persona a persona, chic to chic. No más grupos tomados como un bloque, solamente nombres propios. Y si después el /ella decide unirse en un ellos ocasional y voluntario fantástico.
La verdad es que no puedes escaparte de ti mismo. Todos y todas cuando nos metemos en la cama, justo en este instante en que los ojos se cierran y todo se diluye, estamos SOLOS. Me gustaría compartirme desde ahí. Desde estar a gusto en ese instante y a la mañana siguiente cuando abro los ojos. Pensando que es la vida la que se lleva personas de tu lado, dar las gracias por el tiempo compartido y seguir caminando y encontándote compañía con la que caminar el rato que nos toque. Mirando crecer la hierba en los lados del sendero.

viernes, 8 de agosto de 2008

La poda


Por encima de mis sueños, los ramajes secos, que adornan el tronco que antaño reverdeciera y diera fruto, se mueven con aires de tormenta, de huracán de intesidades apuradas con vino joven. El verde prado ahora páramo de silencios anuncia una primavera nueva de flores yerma. En barbecho espero. Dejo mis humores hacerse humus. Llegará el tiempo de la poda, el fuego limpiador barrerá las sombras de solsticios. Vendrá el otoño y todavía sin espera de retoños en mis ramas. Démeter reposando a mi lado, peinando la pérdida del dorado trigo mientras la masa del pan descansa al compás que la leveda. El ritmo es lento, el paso cansado. La salvia no se altera, exige un descanso merecido después de tantas y tantas cosechas. Nada invita al movimiento, solo la quietud sin tregua. Sin escondite se levanta al arroyo y me refleja. El movimiento de sus aguas dibujan veredas recorridas en el juego que círculos rodea. Apuro la llamada sin estar despierta, ansío sin preguntas el sentir ... y me hago selva.

viernes, 1 de agosto de 2008

TODO INCLUIDO



Acabo de regresar de un viaje a la península del Yucatán, México. Mi piel aún conserva la humedad de un ambiente de iguales partes acuiferas y lumínicas, el resplandor del sol que nunca cesa, la claridad de unas aguas verdes esmeraldas que muestran todo lo que contienen, el olor de la vida saliéndose por cada esquina, por cada trocito de tierra, por cada hueco en la piedra. El caribe mexicano es una metáfora de superviencia, de llanuras ganadas a una superficie que se desgasta llenándose de agua, de peces, de selva.
Una se siente pequeñita en la inmensidad del verdor salpicado de rojo que rodea sin asfixia la vida cotidiana. Las casa de adobe, parecen literalmente tragadas por la vegetación que no da tregua. Allí madres, hijos, familias enteras amasan tortitas entre el calor del aire y del fuergo a partes iguales.
El contraste, siempre el contraste por todas partes. El despilfarro de los complejos hoteleros que secan los cenotes para instalarse insolentes encima de una arena blanca hecha de desechos de coral que no se calienta, por la que puedes andar a 40 grados sin que las palmas de los pies queden pegadas a sus granos, las pilas de comida no digerida, cogida con los ojos y no con la necesidad apilándose en mesitas y recicladas por los cuervos que se acercan dándose el festín de la occidentalidad. Y unos metros al otro lado de la carretera el adobe, la necesidad, las chozas hechas de hoja de palma, donde el aire acondicionado está totalmente fuera de condición, los bikinis se transforman en vestidos coloreados, trenzas recogidas, chamaquitos corriendo entre la polvareda y los vestigios de camionetas, motos, cubos.... El lujo y la supervivencia viviendo juntos, a escasos metros, dándose la mano en desigual relación. A quién le importa cuando uno tiene una pulsera que le da entrada al paraíso? Es pintoresco sacar fotos de la pobreza cuando llegas al hotel y frente a ti se despliega un sinfin de manjares: frutas, carnes, ensaladas, pescados, pasteles. A quien puede importar la diferencia? Yo pago mi todo incluido, pero desincluídas las cosas feas, las necesidades de otros, el expolio de un país en el que la mayor parte de la población sobrevive, se busca la vida como puede, observa el carnaval del occidente sintiéndose no invitado al festín.
Ojalá todos estuviesen incluídos, todos pudiesen disfrutar de un mar que te abraza, que te muestra millones de peces de colores que nadan a tu lado, complices de una danza compartida, del festín de una mesa llena de aquello que te apetece, de la música entretejiendo ambientes en los que dejarse llevar.
México, país maravilloso, paraíso para los que pueden, los que tienen "lana", encrucijada para los que la buscan...
Inventemos un mundo en el que sí todos estemos incluídos.

viernes, 11 de julio de 2008

Mi primer premio chispas


Gracias a Felito por este premio que me ha hecho mucha ilusión
http://oeidodefelito.blogspot.com/
Este premio conlleva las siguientes normas:

1. Se guarda el premio con el enlace correspondiente a la persona que te lo ha concedido.

2. Compartir seis valores importantes y seis que no soportas.

3. Elegir a seis personas .

4. Avisar a los galardonados dejando un comentario en su blog.


6 valores importantes:


-La amistad
-El amor
-La familia
- La cultura
-La solidaridad
-La empatía

6 valores que no soporto:

-La falta de empatía origen de todas las guerras
-La hipocresía
-El egóísmo
-La falta de espiritualidad
-Los malos tratos a cualquier ser vivo
-La falta de sensibilidad

Yo entrego este premio a mis blog preferidos,
que me alegran el día a día :

para mirada: por su sensibilidad y su valentía http://miradadeagua.blogspot.com/
para chio: por la belleza de su ser http://chiochiochio.blogspot.com/
para meiga: por cogerme de la mano aunque esté muy lejos http://meigaenalaska.blogspot.com/
para Tania por despertar mi sonrisa en momentos de apagón http://laexplosiondelsilencio.blogspot.com/
para irene por el calorcito humano ese que se le escapa por todos sus poros http://ireneantonymas.blogspot.com/

jueves, 26 de junio de 2008

La comodidad


Tiene el amor algo de cómodo?
En el sentido de encontrarse a gusto, de ser uno mismo, de no andar con hipocresias o sutilezas exageradas supongo que si. Pero el amor no siempre tiene la cadencia necesaria para que no nos incomode, no siempre nos toca bailar cuando llevamos calzado adecuado, o los martes y los viernes nos viene mal hacerle caso.
El amor tal y como lo busco es atropellado, imprevisto, sorprendente, cuando me acoge para mecerme me dejo ir, pero no puedo acocharme en un colo dentro de un horario previsto. Mi amor sale pitando porque no hay nada más importante que encontrarse con el amado, mi amor deja el espacio suficiente para crecer individualmente porque tiene un gran espacio común donde confluir. Mi amor no entiende de horarios, reglas, retrasos o aplazamientos. Mi amor lo da todo porque todo lo recibe y lo que no está dispuesto a dar no es arrojado como lanza punzante.
Mi amor es generoso, complaciente sin perderse en perspectivas inapropiadas, aventurero y provocador, no concibe la rutina de los saludos cansados. Mi amor busca sonrisas complices al tiempo que acaricia sin usura. Mi amor escucha y después habla y si no se le ocurre nada tararea sones que tranquilizan las dudas.
Mi amor perdido, inexistente, escurridizo, salado como agua de mar, se queda mirando esos amores adolescentes de las primeras veces y se encuentra tan cansado, tan derrotado. Ve la energía de un sentimiento recién nacido y no puede más que envidiar la intensidad perdida por el paso de los años. La añoranza de la esperanza puede más que la comodidad de un tiempo semicompartido, no cree pero quiere creer... Hay algo más impreciso?

jueves, 19 de junio de 2008

Los chicos-tomate


Desconfío del amor a mi pesar... Desconfío de los estragos del tiempo. Desconfío de la intensidad de los sentimientos de los hombres... Cuando dicen amor, la mayor parte de las veces quieren decir sexo asegurado para los próximos ¿meses? ¿años? Sé que no estoy siendo muy justa, que hay excepciones, que hablar de los hombres y sus tópicos es como hablar de los catalanes, vascos, gallegos, chinos....... No somos genéricos en el amor, somos individuos. Más últimamente me encuentro que muchos de los hombres con los que me encuentron hablan del amor y se situan ante él como si fueran una planta de tomates.
Me explicaré.
Mis (es un decir) chicos piensan que el amor tiene fecha de caducidad: nunca supera los tres años, que tiene fases que van de la pasión a un aburrimiento mortal, que el 80% de una relación es tener buen sexo, que las mujeres queremos atrapar en una vida completamente anodina y ñoña a un hombre que nos haga sentirnos seguras, y que esto es así, como es así que una planta de tomates florece, da tomates verdes, que luego son rojos, luego se pudren y la planta se muere. Este es el ciclo inpepinable del que ninguna planta de tomates se libra, a no ser que nos metamos en materias botánicas y dediquemos una serie de cuidados y paliativos a la planta en cuestión. Yo les llamo chichos-tomate, esta visión de la vida en la que la voluntad, la libertad y la no determinación no tienen cabida. En la que las cosas ocurren por unas fuerzas indeterminadas de las que ninguno nos podemos librar. En las que la responsabilidad individual, el compromiso y la propia actitud no tienen ningún espacio. Es la visión mecanicista del amor, la disculpa perfecta para no intentar sentir, expresar, arriesgarse, ponerse en ridículo, sentirse incómodo, replantearse quién es o quien deja de ser uno.
Lo malo de los chicos-tomate es que van haciéndome mella, haciendo que me plantee si yo también creo en la incapacidad de pervivencia del amor. Estoy en un mar de dudas sobre si la vida amorosa es algo como la comida basura o como un buen guisado que necesita de mucho tiempo de cocción, vino bueno que lo acompañe, una buena tertulia, un postre que realce el cambio de sabores, un café que te despierte del sopor de sentirse saciado y un buen paseo con alguien a quien quieras para rematar un momento que no sabe de prisas.
Teóricamente me situo sin dudarlo en esta segunda opción, no en vano mi primera relación duró veinticuatro años en los que hice de todo por conservar vivo mi sentimiento. Pero ahora tras verlo fracasar estripitosamente mi confianza en el sexo contrario se resquebraja, se llena de una realidad que no me gusta. NO quiero aceptar que el hombre sea un ser incapaz de un sentimiento verdadero, que biológicamente esté tan condicionado que tenga que ir de flor en flor como las abejas y que nada que él pueda hacer pueda conseguir que tras pasada la etapa pasional se aburra como una ostra con la misma mujer.
¿qué pensáis vosotros /-as? Me ayudaría mucho que pudiéramos hablar sobre este tema libremente y leer las verdaderas opiniones de hombres y mujeres más allá del topicazo. Sé que la elección es mía pero en este momento me muevo en blanco y negro, regaladme un poquito de color.

jueves, 12 de junio de 2008

Inocencia


Lo fugaz o lo permanente?
La verdad o los espacios oscuros?
Martina coleccionaba contrapuntos más allá del arco de su violín. Se movía como pez en el agua entre las contradicciones de la existencia que se abrían en abanico ante sus ojos, dotando a la realidad de una riqueza infinita de opciones y amalgamas graduales. Lo que a sus ojos eran un don, parecía a miradas ajenas un carácter pusilánime vacío de acciones, directrices, objetivos...
De los que se llamaban sus amigos surgían reproches ante tamaña falta de decisión. La montaña o la playa?
La montaplaya- respondía ella, arrebatada por una sonrisa picaruela.
Venga ya Martina, elige. Excursión a dónde?
A la montaplaya- respondía con terquedad.
Martina lo quería todo, lo buscaba todo y quería encontrarlo así, enterito, lleno de matices, sin renunciar a nada. Todo le parecía valioso. La vida como un inmenso síndrome de Diógenes del que naciése algo nuevo cada día.
La primera vez que se enamoró quiso hijos y vejez en el mismo instante en el que el primer beso estallaba en su boca. Por supuesto que fue un segundo, pero un segundo tan claro, tan verdadero, tan afín con el ritmo universal que no pudo volver a reproducirlo. Así que se dedicó a besar nuevas bocas para recuperar la certeza de la verdad esencial de su vida. Ese momento nunca volvería pero Martina no cejó en su empeño ni se deprimió por ello. Decidió experimentar nuevas sensaciones en una graduación más baja pero igualmente placentera. Coleccionaba besos de colores, de sabores, de estaciones del año, de nostalgia, de alegría, de emoción, besos como catedrales solemnes y gradilocuentes, besos de río: refrescantes y escurridizos, besos de paraguas (esos que te quitan la humedad), besos de alcanfor un poco rancios, besos mareados con sabor a guindas, besos de escondite sonoros y rápidos, besos de manzanas abiertas plenos de misterio, besos de elefante en cacharrería interrupciones abruptas...
Martina tenía tantas y tantas clases de besos que cuando alguno le pedíamos que nos diera uno, comenzaba a listarlos y era imposible hacer ninguna otra cosa que esperar y elegir.

viernes, 30 de mayo de 2008

DEBERIA HABER....


Es difícil comenzar la vida a los 42 años teniendo la esperanza intacta y los ánimos encendidos. Comenzar desde cero en todo, en el amor, en el trabajo, en una ciudad nueva, con personas nuevas y escenarios que desconoces. Hasta comprar un jabón se hace una tarea que requiere esfuerzo al no conocer las direcciones de las calles y acabar con tu coche perdida en un barrio totalmente extraño.
Todo es nuevo y esta sensación que hincha el pecho y acelera el corazón, te hace sentir viva por momentos y aterrada por otros. Si las cosas se ponen difíciles, es entonces cuando vuelves la vista atrás y analizas todo lo que pudiste haber hecho y no hiciste, todos los porqués de las elecciones anteriores que ahora alcanzan dimensiones de gigante y vuelven a pasarte facturas que pensabas pagadas mucho tiempo atrás.
¿De que sirve todo este ejercicio mental? Pues de absolutamente nada. Una vez que eres consciente de lo que pudo ser y no fue, es mejor dejar de darse golpes en el pecho, comprar tiritas y cerrar las heridas que sangran.
La vida debería ser más fácil, no pelearnos tanto por la supervivencia. Observo los leones en los documentales de la dos durmiendo despúés de haberse zampado una gacela tompson y no puedo más que sentir una envidia... ¿porqué ellos si y nosotros no? Sería curioso ver a un león trabajando en un circo para poder ir a comprar un trozo de ñu al supermercado, al tiempo que su señora leona manda a los leoncitos al cole leonés, el cual ha subido los precios y han de cambiarse de territorio selvático.... Nuestra vida es francamente absurda, esclavos de un trabajo, con un horario rígido que nos impide desarrollar las partes más humanas de nosotros mismos, dándo nuestro tiempo a cambio de un trozo de papel o de metal que cambiar por objetos, comida, escapadas de la realidad tal y como la hemos creado. Y si tienes una vocación laboral ¿cuántas zancadillas, tropezones, obstáculos para desarrollarla? Hasta cuando seguiremos manteniendo este ritmo? Las expectativas del éxito en la vida se me revelan en ocasiones tan ajenas que me siento un camaleón lleno de pintas amarillas por entonar con el ambiente.
Y parecería una ingenua si no pensase que vivo en esta sociedad y que podría irme al monte de anacoreta. Tonterias. No duraría ni una semana de anacoreta, ¿mis genes están programados para la vida autosuficiente? Pues creo que no, podría hacer muchas cosas pero no sola, no sin comunidad, no sin amigos, no sin otras personas a las que hablar, tocar, sentir. Lástima que no tenga alma de Robinson, la fortaleza de Conan, la destreza de Macgiver, y el cuerpo de Lara Croft.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Bálsamo


Contacto de aceituna traes a mi alberca,
a la hora bruja en la que la luna
irrumpe bañando las caracolas,
que mi pelo mixtura con aguaturmas.
En tus brazos sostienes sin emergencia,
aunque telarañas cuelguen sobre tus cuncas,
respiración melódica, rumor de curvas.

Terciopelos de escarcha son en mi alma
el silencio a gritos que no reclama,
tras tu estela dejas sólo cordura
aplancando dudas de mi locura.

Por eso me duermo meciendo el sueño,
que después llegarán las horas muertas
llevándose a cuestas entre legañas
calor y bienvenidas entre lo nuestro.

jueves, 22 de mayo de 2008

Post para descreídos


Usabas el tono de tu voz como nadie. Mirabas en mis ojos y sentía que tu mirada penetraba mi alma, recorría mi ser de arriba a abajo. El tacto de tu piel estaba hecho para ser surcado por mis manos provocando pequeños terremotos de susurros. Te dabas entero sin reservas. Escuchabas mis disertaciones sobre mis miedos y lograbas que no me sintiera sola, que mantuviera la esperanza en que pasase lo que pasase tú estabas para mi.
O quizás eso es lo que yo necesitaba ver al otro lado de mi misma. Mi propia necesidad de conectar intimamente con un otro yo, me hizo no darme cuenta de que la intensidad de mis momentos no coincidía calificativamente con la tuya.
Si mi corazón se agitaba enternecido, yo miraba a tus ojos y en ellos descubría un destello de agua al que nombraba como emoción, cuando lo que te ocurría era que el humo de mi cigarro había irritado tus lagrimales.
Si te temblaba la voz al pronunciar mi nombre, yo apuntaba tus maneras de enamorado que igualaba a las mías, cuando en realidad, el frío y la humedad de una casa sin calefacción decomponía la presencia de tu cuerpo.
Cuando apretabas mi mano en los senderos del bosque, me invadía una ternura de infancia, tú simplemente tenías prisa por llegar a la meta, y si te parabas en una bifurcación no era porque tu ritmo echase de menos mis pausas, sino porque el hambre rugía en tu estómago.
Tus dedos recorrían mi piel en las noches con pasitos de enano enfundado en seda, exploración de mis tientos, pensaba yo, mientras tú sumabas la cuenta de los días que restan para acabar tus proyectos.
Cuando distante tu mirada se perdía en las nieblas, imaginaba encantamientos de mi voz de sirena, eran cocodrilos lo que buscabas con tu disfraz de anacoreta.
Así fueron pasando los días, yo mirándome en tu espejo convexo, tú más allá de cualquiera de mis pensamientos. Acaso ensimismada en la profundidad de lo mío, no noté la sequedad de tus pasos en mi río. Ahora que te alejas mi confusión perpleja, no atiende palabras ni quejas, pues sigo pensando que tras tu estela, volverán las rosas y la canela.
Mientras tanto descreo a todas esas voces que a gritos me llaman por los cajones en los que dejaste, sin sol ni luna, atadas las llagas sin amargura de los tiempos que fueron y ya no son, sin necesidad de amparo en la soledad.

martes, 20 de mayo de 2008

Búsqueda


El discípulo aventajado emprendió el viaje en el que había de descubrir quién era, qué quería y dónde realizarlo.
Para comenzar su andadura habría primero de desvestirse de toda experiencia anterior, despojarse de todo lo que antaño conociera, de todas los epítetos que acompañaron a su nombre, de cualquier palabra conocida.
Lo primero que olvidó fueron sus orígenes, después lo que aprendió en las escuelas, más tarde olvidó los rostros de aquéllos con quienes viviera, olvidó incluso el nombre del maestro y todas sus enseñanzas. Pero en todo este proceso tan sólo una cosa se resistió al olvido: el rostro inombrable del amor.
La necesidad vital de amar y ser amado, sin formas ni calificativos, tan sólo sensación. Una enorme apertura en el pecho que le oprimía la respiración cuando se esforzaba en borrarla de su recuerdo.
El alumno se iluminó en ese mismo instante, a escasos metros de su escuela, supo que era amor, que lo que quería era amar y que el lugar era allí mismo.

viernes, 16 de mayo de 2008

Rojo amapola


Recojo los pantalones, que doblados anuncian la partida de los días de asueto. En mi ánimo mariposas violetas tararean tu nombre. Echo una última ojeada a los árboles colgantes de chubascos y nieblas. Más mi corazón ardiente calienta mis pies, tersa mi garganta. Sílabas cortas emito como el río y un salto de trucha dan tus ojos en los míos. Me desdibujas en las líneas de tu mano cual jardinero silencioso extiende raíces de orquídea en los valles de mi vientre. Tiemblas como campanilla, rumor de aguacero invade mis rodillas. Naúfragos sin mar que salvar de los escombros de una vida ya vivida, con comienzo de luna mora al filo de tu sonrisa.
Rojas las amapolas, amenazan los segundos que robé a la desmemoria. Colocan cuentas de cristal en los vidrios que apresuro a limpiar de nostalgia. Rojo amapola el pasado irrumpe, polizón de travesía, ladrón de sensaciones que arrojo por la borda a los tiburones del olvido. Y te miro. Y me encuentro. Y me sé los recovecos de tu piel, lo mismo que sé los lunares de mi cuerpo. Me gustaría esconderme del tiempo enterrándome en tus brazos, oasis que riegas con pacíficas resoluciones para calmar movimientos sísmicos de pretéritos imperfectos.
Sonrío cuando el sol me acaricia el rostro, me dejo ir volando a tu lado por caminos asfaltados. No me preocupa cuándo llegaremos, disfruto de la sensación de estar a tu lado, de escuchar tu respiración que florece en mi oído.

jueves, 15 de mayo de 2008

Cobardía


Hay quienes buscan en los libros las respuestas a una vida que se desarrolla ajena a gramáticas o tratados. El seso se les desarrolla al tiempo que su piel pierde sensibilidad. Si por un momento sienten un estremecimiento emocional se les descoloca hasta el sombrero y sacan palas y "piolés" para enterrar las chispas de sol que tintinean en las olas. Sus manuales de comportamiento, de corrección, de buenas maneras, de palabras políticamente correctas clasifican las emociones en buenas, malas e intolerables. Pero yo me pregunto, las emociones no son sólo eso, emociones? Es que las hay mejores o peores? Nadie trataría a un estornudo de agresivo y perjudicial por mucho que supere la velocidad de lo serenamente considerado. O un estirón de maligna acción contra el cuerpo de un niño. Porqué entonces, no podemos hablar expresando lo que sentimos? Si estoy enfadada no quiero disimularlo, si alguien se siente agredido será porque de alguna manera creerá que le señalo con el dedo o le agredo pero la emoción es mía. No diré que tenga que soportar insultos ni reproches pero porqué no permitir el acceso a los sentimientos, o el escuchar sin intervenir. Usar una concha de tranquilidad como excusa que evite el conflicto, no es sino tratar de amansar un mar en tormenta, empujarlo al interior donde se puede convertir en las más diversas formas quísticas y, estas si, malignas. Mente y cuerpo equilibrados si, pero no a costa de la negación, no a costa de una paz que elude el acuerdo por no alzar la voz.
Me encuentro a menudo con estas formas de actuación y sigo sin entenderlas. La risa es mejor que el llanto... Pues para mi no. No es mejor ni peor, son distintas, tan necesaria la una como la otra, tam limpiadoras y en apertura la una y la otra.
En una realidad que nombramos a partir de dialécticas oposiciones, no definamos como ausencias sino como encuentros. Acaso no es más rico? No es más múltiple, no tenemos muchas más opciones, probabilidades, caminos que nos hagan ser quienes somos en realidad.
No abogo por una frenética catarsis en la que todo está permitido, el respeto es la guía de las reglas del juego. Lo demás es cobardía, caretas en las que sujetar rostros no amables de nosotros mismos, linternas que alumbran sombras que esconder por miedo. Nos perdemos en los demás cuando nos obligamos a negar una parte de nuestro propio ser. Hasta la luna tiene una cara oscura y no por ello es menos hermosa.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Tonterías


Era un hombre tan tonto, tan tonto, tan tonto que arrancaba margaritas y las plantaba en sus bolsillos con la esperanza tan tonta, tan tonta, tan tonta de convertirse en jardín. Un día este hombre tonto se dió de bruces con una capullo de rosa y pensó que quizás estuviera bien esperar a que se abriera para ver sus colores, oler sus aromas, explorar sus insectos y hongos, lo que le daría una idea de si era posible contemplarla como posible ejemplar de su plantación.
Se instaló en una silla justo en frente de la flor y comenzó por observarla. Vio cada uno de sus movimientos siguiendo al sol, cómo el rocío la dejaba perlada de gotas que brillaban como estrellas. Fueron varios días y noches sin moverse, sólo mirando. Al octavo día, el capullo comenzó su apertura, como si se hubiera tragado una enagua de varios colores. El hombre tonto no pudo reprimir un sonido de admiración Ohhhhh!!!
Una vez que comenzó a hablar ya no pudo parar. Le contó a la rosa su intención de convertirse en jardín, los años de recolección, de soportar las burlas de los demás por su sueño, de elegir los ejemplares uno a uno, de imaginarse qué clase de jardín sería: un jardín inglés lleno de flores silvestres y en desorden natural o un jardín francés con los setos bien cortados y adornado por estatuas.
Así, poco a poco, fue narrando su vida, la lucha por ser diferente a los demás, cómo el único lugar en el que se sentía felíz era el jardín de su abuela, su indiferencia total por el mundo urbanita.
La rosa que oía embelasada aquella historia interminable y llena de matices, se fue aflojando hasta que un buen día se abrió totalmente. Sus pétalos de un rosa pálido se bordeaban en granate y su aroma era tan dulce que miles de abejas la rodearon en un momento. El hombre tonto se deshizo de ellas a manotazos y acabó lleno de picaduras que le escocían bajo los hierbajos que se había comenzado a plantar en la cabeza. De un tirón arrancó la flor y se la plantó en el bolsillo de la chaqueta. Horas más tarde la flor ájada por el calor, perdía uno de sus pétalos. El movimiento del cuerpo del hombre la dejó tan mustia que no llegó viva a la noche.
El hombre tonto ajeno a la destrucción que provocaba siguió su labor de recogida de flores y pronto estuvo tan lleno de hierbajos y flores en putrefacción que nadie, ni siquiera los insectos se le acercaban, así el hombre tonto acabó convertido en un montón de compost.

lunes, 12 de mayo de 2008

A-bis-mos


Caminaba despacio por la calle que tantas veces recorriera agarrada de su mano.
Los pies iban a un ritmo dispar lo que provocaba que saltara dando trapiés tras traspiés, como si las aceras estuvieran llenas de obstáculos transparentes. Anestesiada por dentro, observaba a los peatones, los árboles, los escaparates y todo le parecía de plástico, de mentira, un gran escenario en el que pasear un dolor que, de tan hondo, no encontraba superficie llenando cada uno de sus huecos.
Tan sólo una palabra en su mente ...Porqué?... seguida de un silencio denso como la sangre. Los ratos en los que hilaba pensamientos se decía a si misma que había que entretenerse, que había que hacer algo, que había que dejar de darle vueltas a la cabeza, que había que... Y así volvía al espacio de recogimiento sordo por el que caminaba sin convicción.
Fue en una de esas que sus pies se detuvieron delante de una sala de arte..... Confusión y caos- Leyó- Exposición fotográfica.
Bien, así en caos, totalmente confundida, suspendida en espacio y tiempo, entró en la sala negra que la confortó. La temperatura subió varios grados y se sintió acogida. Desató los nudos de su ropa y sus ojos se aclimataron a la luz.
Una enorme fotografía en blanco y en negro la llamó desde un rincón. Lavabo blanco, lleno de un líquido negro que en torbellino se escapaba por el desagüe. Se sentó en el suelo y la contempló con calma, pensando en la utilidad de los desagües que se llevan nuestros restos de suciedad, de pelos muertos, de escamas de piel... Ojalá pudiera hacer lo mismo con las pesadillas reales.
En una sala aledaña, varias fotos de objetos diversos con la misma temática de reciclaje involuntario, de vomitera íntima. Caminaba suspendida por la intemporalidad de la exposición. En el último pasillo un enorme teléfono de baquelita con un luminoso que se encendía palpitante entre el sí y el no. Apostó consigo misma cerró los ojos y miró:
SI.
Había perdido la apuesta, así que sin premura pagó el precio, cogió su móvil
- Soy yo estoy aquí. Necesito... necesito... Oirte una vez más. Sigo viva, no has conseguido que me muera y me sepulte en tu tierra sin palabras... Por favor, necesito saber porqué. Llámame-
Salió nuevamente a la calle, el frío consiguió reanimarla un poco acelerando su paso. No tenía destino, sus piernas la llevaban, salía y entraba de calles estrechas por puro instinto. Se encontró en frente de un auditorio.
Seminario sobre el desamor. Diario de una búsqueda.
Ponente Carlos Márquez.

- Ha tenido una bajada de tensión. No sé preocupe todo está bien, es muy normal en su estado. Ahora pasará a verla el Doctor de guardia. Descanse-
Cerró los ojos y abrazó la oscuridad.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Astenia primaveral


Abstemia mi astenia, me tiene frita. Doblada su falda sobre mi silla, se pasea descarada frente a mi cara al tiempo que tararea la canción universal del escondite. No sé qué es lo que ha escondido la muy..... primaveral, y me afano en buscar aquello que me falta.
Los libros están todos, ahí alineados, los recorro con la vista y me doy un paseo por mi historia. No, efectivamente no falta ninguno. ¿Será en mi joyero, lleno de anillos rotos, piedras erosionadas y perlas sin ostras en dónde esta picajosa ha metido su manaza? Nunca de joyas estuve bien servida, nunca oropeles vanos ungieron mi cuerpo... evitemos alergias y otras sudoraciones....
Agotada sigo en búsqueda, mientras Astenia baila, ufana se ríe. Menor mi energía da alas a sus espirales que lejanas se llevan mis zapatillas, el camisón, el colchón donde mi cuerpo reposa...
-Ehhhh! ¡Devuélveme mi cuerpo!, no te lo lleves también, lo necesito, quiero inventar retales con suspiros, olas no acuosas, tensiones relajadas... ¡Devuélmelo, te digo!-
Su risa socarrona pisa el silencio
- Se lo diré al verano! Ya verás cuando te atrape!

martes, 29 de abril de 2008


Entre los colores del arcoiris
no busques más que presencia,
anales sin cronos no son buenos cometas.
Si la sonrisa te suelta de lazos el alma,
porqué atarla con sarcasmos y rabias?
De algodones me alimento,
tú, tierra riegas bajo tus pies,
más el humo que antaño
obnubiló mi vista,
forma parte de aire fresco
que respiro sin atasco.
Cuando en fuego me convierto,
fenix que asciende sin retorno,
al tronco de tu espalda,
lacero sin encono
de formas desusadas e incendios conmovidos
de vuelos y estrellas sin raíz urdidos.
Antes de después surcamos mares,
henchidas las velas fijamos rumbo,
lástima que esta brújula
desimantase nortes,
que nos guiasen caminos
de vuelta a casa.
Perdida entre nubes devoro algodones.
Tierra socavas entre rincones.

jueves, 24 de abril de 2008

En el umbral


Tus palabras, como erizos, se quedaron en mi garganta.
- Duermo contigo porque ésta es la habitación más caliente de la casa -
Escrutaba tu mirada por si algún gesto delataba una mentira, una duda, el resquicio de una venganza no sentida, pero no. No había más que la frialdad de la distancia creada por el tiempo, una distancia de la que no me había percatado, o quizás no quise hacerlo.
Palabras rojas salieron por mi boca, roja la mirada, rojas las lágrimas, rojos los ademanes de mis manos, desatando sábanas, arrastrando muebles...
Me instalé en el cuarto de al lado. El que había sido mi despacho. Con mis libros, mi mesa, mi ordenador. Todos estos objetos, tan conocidos, se presentaban ahora como una nueva escenografía de un drama del que no sabía el final. Allí mi orgullo se acrecentaba al tiempo que la angustia me movía en oleadas de desesperación.
No sé cuántas noches, días, horas pasaron cuando me decidí a abrir la puerta de salida de mi casa, dispuesta a emprender una nueva vida, a buscar una nueva definición de mi misma que no contuviera tu nombre.
Volví. Al cabo de unas semanas volví. Podría dar mil explicaciones que hablasen de cómo me sentía, de mi imposibilidad de respirar, del pánico que me producían las ventanas abiertas por las que me asomaba haciéndome mar. Pero no viene al caso, pasado el tiempo del fracaso estrenando alas, volví con mis maletas llenas de ropa sucia, vencida por mi incapacidad de reconocerme.
Me recibiste sin alegría, con una extraña quietud. No te molestaba que yo estuviera ahí, pero tampoco notabas mi presencia al igual que no echamos de menos aquello que no nos hemos dado cuenta que nos falta.
Te regalé un corazón de cristal aquella misma noche.
-Toma -te dije- te lo presto mientras no encuentras el tuyo-
Y me fui a la cama a rumiar mis deseos, mis necesidades, tu falta en las orillas de mis caderas. La noche fue interminable. Me levantaba y llegaba hasta la puerta de tu dormitorio, escuchando por si te oía llamarme. Regresaba al mío para seguir peleándome con la cama, incorporándome precipitadamente cuando tu voz tosía en el cuarto de al lado.
El corazón latía rápido, si mi pensamiento me traicionaba, imaginando cómo te ibas a meter en mi cama, cómo me dirías que me quedase, que todo era mentira. Que me alejabas de tu vida para que fuese más felíz cuando lo que deseabas era que me quedase a amarte.
Por supuesto nada de esto ocurrió. No sé qué es lo que hiciste tú aquella noche, no sé qué pensaste, si pensaste algo o si fue como una noche cualquiera, en la, ahora, habitación más fría de la casa. En el umbral de lo que iba a ser mi vida sin ti, mi nuevo comienzo, mi regreso de los infiernos.
Observo aquellos días con lejanía, como cuando no recordamos exactamente el guión de una película que vimos en el pasado. Me pregunto a mí misma cómo fue posible mi entereza, mi aceptación, cómo en el medio de la locura pude conservar la esperanza de recobrarme.
Me da mucha pena no poder pasear contigo de la mano por la playa, no poder contarte lo bien que estoy detrás de un humeante café, no despedirme de ti y desearte que la vida te dé lo que le demandes, no mantener el cariño de los viejos amigos. Porque nadie te conoce como yo, y nadie me conoce como tú.
Reconozco tu no-necesidad, reconozco mi utopía...
Traspasado el umbral de mi nueva vida, ya no necesito tu calor, ya no me acuerdo de la colocación de los lunares de tu cuerpo y no eres tú el que provoca mis suspiros. Este recuerdo pertenece a otro autor, a otro blog, que ha suscitado la emanencia de mi memoria, a él le agradezco el haberme hecho recordar, porque esto que cuento ya no duele. Sólo es historia

lunes, 21 de abril de 2008

Co/razón y razón. (Para mirada)


Las razones que argumenté, se quedaron enganchadas en el quicio de la puerta, como pelusas de polvo en limpieza anual. Fui tirando un poco de ellas para ver si desenrredándolas podía sacar algo en claro. Alguna que me recordase cómo llegué a mi decisión. Cómo decidí que los sentimientos no valen nada si no hay razones de peso que los contengan. Cómo los minutos no tienen espacio en las horas vacías de sábanas arrugadas y vueltas solitarias. Cómo un beso no hace camino en la piel cuando ésta se cierra de abandono y resentimiento.
Qué es más valioso? Un mundo ordenado según razones de peso, horarios programados, comidas previstas, relojes, cronómetros, medidas... o la sinrazón, la irracionalidad, esa que nos retiene pese a que todo nuestro sentido común nos lleva en dirección contraria.
Si nos dejamos llevar por la locura, sufrimos pero sentimos, la razón nos mantiene en la tibieza de una estación de entretiempo. Claro que a veces es necesaria para poder manejarnos en el mundo, pero qué sería de nosotros si no existiese esa dosis de locura que contienen las genialidades de esta vida. Qué sería de nosotros si lo inesperado no se presentase tocando nuestro timbre?
Todo se volvería grís, opaco, previsible.
Prefiero moverme en el ámbito de la razón siempre y cuando pueda volverme loca de vez en cuando. Nada estrafalario: volar con cormoranes, bailar desnuda en la luna, abrir manzanas y olerlas, agarrar rabos de nube para barrer tormentas, jugar a juntar mis cachitos a ver si me sale tan sólo una imagen, cosas incoherentes, tontas, inadecuadas para alguien maduro.
Eso que tu llamas unir cabeza y corazón.... Eso.... Sólo lo logro cuando el corazón no duele.

miércoles, 16 de abril de 2008

Quiero


Quiero perderme en tus brazos, tras las nubes rosas del atardecer y saltar en el brillo de tus ojos como hace el sol cuando se rompe en las crestas de las olas.
Quiero arrebatarme, olvidarme, renacer sintiendo que lo que hago y digo tiene algún sentido, que no son horas vacías robadas al sueño para seguir con un sainete costumbrista de rutinas y saludos.
Quiero abrirme, confiar en que tus manos no ocultan ases en la manga que me hagan perder, que, por dudar, no intente ni siquiera comenzar esta partida.
Quiero un remolino, un huracán, un torbellino, aunque no sean cosas de estas edades, aunque tengamos que volver al país de nunca jamás a buscar nuestros pijamas. Quién sabe si siguen tendidos en el árbol que conserva nuestros nombres.
Quiero sentir. Quiero poder descansar en tus brazos sin preocuparme de cómo sea mi postura, porque el alma no tiene cuerpo, porque es mi alma la que quiero entregar y no sólo mi cuerpo. Sé que no todo está en tu mano, sé que es mi tarea, mi trabajo, mi diaria labor de desescombro de las iglesias que se cayeron para construir los cimientos de una nueva, más luminosa, más clara, más grande y acogedora.
Quiero que sepas que esto es para ti, sólo para ti.
Que comprendo la lejanía que provocan mis zonas oscuras, mis dudas, mis miedos. Sé que no es fácil estar a mi lado los días de lluvia. Esos en los que hasta a los paraguas les declaro la guerra y canto mi canción desesperada, llena de acordes desafinados que hacen daño a los oídos.
Quiero darte las gracias por tu paciencia, por tu equilibrio, aunque me desespere que te quedes impertérrito. Sé que en tu puerto puedo atracar, mi velero de 13 metros y que no lo chocarás, aunque copies, aunque hagas trampa.
Mis pies quieren seguir andando, aunque estén parados porque el suelo es inestable y quebradizo, porque caídos los dioses ando vagando sin candil que alumbre el mundo, de vela en vela: ahora corro por la oscuridad hacia la vela siguiente. Y, así, voy alumbrando pequeñas zonas de mi cueva, en las que ya se puede avanzar. Pero despacito, pasito a paso. No puedo correr porque aún existen agujeros llenos de los cristales de las fotos que emergen en cada movimiento sísmico y que me llevan a la decepción de una niña a la que le dieron una bofetada en el tiempo de un tequiero. Cuesta volver a confiar, cuesta no andar con la mosca detrás de la oreja murmurando palabras dudosas. Cuesta pero en ello estoy. Así que hoy, esto que sale de no sé exactamente qué parte de mi anatomía es para decirte que QUIERO.

lunes, 14 de abril de 2008

Vapulea la música la memoria


Agarrada a una corchea me puse a buscar la canción, esa que ya no alumbra caminos, desata lágrimas, descorcha botellas.
La encontré a la vuelta de la esquina en la calle del olvido, esa que cruza al norte con dolor y al sur con esperanza.
Transité sin prisa por su melodía, mientras los acordes, malencarados, me tiraban pellizcos de abuela. Allá, al fondo, descubrí la casa: pequeña, con un manzano de raíces negras que abonan gritos y sonrisas. La cabaña de madera no se mantenía en pie, y el banquito de las hiedras conservaba las firmas de palabras lanzadas al viento con desespero.
Ya nadie plantaba tomates, ya nadie pisaba dientes de león y coleccionaba caracolas. Me pregunto si los cajones que escondes guardarán algún trozo de espejo que devuelva miradas de un pasado luminoso o si, por el contrario, todos ellos permanecen vacíos y llenos de telarañas, mientras nuevas maletas se llenan de camisetas de colores.
Y es que no sé porqué me pregunto tantas cosas, si en estos días nadie responde, si mis preguntas son viejas, si mis verbos, gastados, pierden fuerza y no me interesan ni a mi misma. Son esas endiabladas sorpresas que te asaltan en las frías mañanas al meter la mano en una gabardina desatando todos los nudos que creía indesatables. Es la melodía que vuela en el aire y en mi dirección sopla todo el viento del mundo sin estrellas, sin constelaciones que mandan guiños pues son tapados por las nubes.
No nostalgia, no angustia, no morriña, no, no duermen en mi cama y, sin embargo, hay días que me asalta la tristeza y no sé porqué, no se de qué, sin motivos me vuelvo azul y busco el sol de sal que me calienta, que me alumbra, que me abraza y ahí me vuelco, escondo mi cara, ahí quiero sumergirme, descansar, despertar y sonreir agradecida por su calor y su cuidado.
El pasado duele, es en estos días en los que siento el agujero negro que traga todos esos minutos vividos para vomitarlos lanzándolos como puñales y siento sus punzadas y no pasa nada. Y escucho sus voces y no pasa nada. Y huelo sus aromas y no pasa nada. No pasa nada por que nada es en este momento, sólo la memoria, esa ninfa reconrosa, que me coloca en un tiempo inexistente, en un espacio inabarcable, en un sentir frígido y vacío. Lo que queda es esperar a que se disipen las nubes y pueda oler el actual aroma de la primavera amarrando tu pelo cada mañana.

martes, 8 de abril de 2008

Sin tiempo


Blandiendo agujas temporales
en el ciclón de rutinas y silencios
escucho sin atender necesidades
que afloran a la punta de mis dedos.
Si los labios decir quisieran
monósilabos limitadores,
al templo de mis entrañas
con ígneas púrpuras tratarían.
Más apuro sin beber el agua
de este manantial secreto,
para el que robo a cronos
los segundos
retrasando el minutero.
Si las musas me acompañan
en dulce espera dormidas,
quizás mañana llegue a tiempo
a la cita con la poesía.

martes, 1 de abril de 2008

Cartas de amor


Qué terribles son las palabras de amor cuando tiempo después las rescatas y el amado/a ya no es aquel/la que arrebataba nuestros sentidos. Los te amo, vacíos como copas después de una fiesta, los te necesito: fruta oxidada.
Las cartas de amor deberían leerse y dejarlas volar, quemarlas, cenizas esparcidas en el viento, para que no pierdan su fuerza, para que sigan alumbrando el alma con su recuerdo. Aunque ya no amemos, aunque quizás ni recordemos el nombre que nos quemaba la boca.
Tristeza traída por los para siempre, eres lo más importante para mi....
Se tornan amarillos igual que el paso del tiempo en el papel que están escritos. Rancios.
Si acaso logramos visualizar aquel tiempo de alas de mariposa, quedamos atrapados en la convicción de su imposibilidad, del lenguaje traidor de poesías y cuentos que reluce como el sol en el pasado, oscuro como la noche en el presente, totalmente inservible en el futuro.
Quien se atreve hoy a decir te querré para siempre, somos especiales, no puedo vivir sin ti?
Yo no.
No después del naufragio de una adolescencia poblada de estas frases que eran vividas con tal intensidad que todavía producen espasmos en mi estómago y que se transformaron con el tiempo en una pérdida de interés que nos convirtió en invisibles, en sustituibles, en paralelas que ya no se encuentran...
El mito de la media naranja que se convirtió en dos limones. Ácidos, amarillos como la rutina. Cuando acercamos la boca a ellos producen una mueca sin bienvenida.
Mi amor tiene tiempo ahora, tiene límites, inseguridades, colofones y comienzos. No sé cual es su fecha de caducidad, tampoco me produce desasosiego, pero echo en falta el sentimiento de inmensidad, de confianza plena, que la inocencia produce. El ser imprudente, inconsciente, inexperta, incauta....
La sabiduría no siempre produce felicidad ¿no?