jueves, 6 de noviembre de 2008

Los niños duermen... 2ª parte



Como era previsible, Claudia se despidió, cuando se dio cuenta de que no le prestaba la suficiente atención, con un ya te llamaré. El mismo ya-te-llamaré de los últimos tres años y que jamás se producía. Cosa que Eva agradecía sobremanera.
Comenzaba a hacer mucho, pero que mucho frío y sus manos habían adquirido ya la tonalidad morada que indicaba la necesidad de meterse en algún sitio con urgencia. Las cafeterías llenas de gente no le parecieron una opción deseable. Pensaba en el ruido producido por todas esas conversaciones con timbre made in spain a todo volumen y se aturdió antes de probarlo siquiera. La Biblioteca municipal le pareció la mejor opción. Silencio, calor y probablemente una máquina de café con la que calentarse por dentro.
Le gustaba mucho el edificio donde estaba instalada, una construcción de las pocas del barrio antiguo que se conservaban en un buen estado y a la que no habían destrozado con una rehabilitación que traicionase su carácter. Las ventanas azul cielo le daban un aire de casita de muñecas, de contener misterios llenos de hadas, brujas, ogros y demás seres fabulosos.
-Muy apropiado con el día que llevo-pensó. Así que entró deambulante y se dirigió al piso de arriba, donde estaban las novelas y la poesía... Un poco de lírica le haría bien.
La sala estaba vacía y se sintió reconfortada por el silencio, el espacio y toda una gama de posibilidades en las que zambullirse manteniendo su mente ocupada. Abrió el buscador y consultó el fondo de la biblioteca, Belli Gioconda, le pareció una buena opción. Había leído sus novelas pero nunca había conocido su poesía. Tras pedir el libro en la recepción, recordó un juego de la adolescencia evocado por el olor a papel, tinta, tactos y pieles de los libros de biblioteca. Aspiró profundo aquel aroma y escuchó las voces de sus amigas....
- A ver.... qué me pasará si me lio con Pablo-
- Respira hondo y céntrate en el tema que preguntas y después abre una página y lee lo que pone-
Las risas acompañaban este juego que nunca dejaba huella porque jamás nadie retenía ni una sola palabra de lo respondido en la consulta. Sonrío y se dejó llevar. Respiró profundo, abanicó las páginas del libro y abrió
Uno no escoge el país donde nace;
pero ama el país donde ha nacido.
Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;
pero debe dejar huella de su tiempo.
Nadie puede evadir su responsabilidad.
Nadie puede taparse los ojos, los oidos,
enmudecer y cortarse las manos.
Todos tenemos un deber de amor que cumplir,.
una historia que nacer
una meta que alcanzar.
No escogimos el momento para venir al mundo:
Ahora podemos hacer el mundo
en que nacerá y crecerá
la semilla que trajimos con nosotros.

Una lágrima rodó por su rostro... y enmudeció.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Well well well......

ana p. dijo...

No entreis en el blog anterior, es un casino online y no sé qué ha hecho el individuo o individua este que no puedo borrarlo