jueves, 28 de febrero de 2008
La fiera que hay en mi
Manantiales me nacen en la punta de tus labios, manantiales de palabras, de deseos, de hambre.
Desatas al animal que llevo dentro y se agita asesino, afila colmillos, saca las garras, espera el alimento que se nutre de sangre. Asesina de lo común, lo diario; del despertador que me saca del sueño del notiempo, que me quita la piel de pantera y me convierte en cordero. Yo quiero devorarte, comulgar poco a poco los pedazos de tu carne, beber de tu interior la sima de la vida, el calor del abrazo que no se deshace. Mi pantera ruje hambrienta tras cuaresma.
Como los felinos, amantes ruidosos de lides en calles oscuras por los que no transita nadie, cimbreo mi cuerpo esperando tu venida. Imagino el olor de tu cuerpo y mi piel se eriza sin remedio. El olor, tu olor, ...a un millon de kilometros lo reconocería... El Escalofrío que me recorre sólo él lo provoca. Merodeo nerviosa en torno a mi cola, mis orejas en alerta escrutan el viento por si anuncia el mover de tus pasos, el aliento de tus suspiros. Toda yo prevenida, acechante, presente, por si apareces, me lamo las patas y suavizo mi pelaje. Todo está ya preparado, quizás sea hoy, o quizás no, pero el tiempo salvaje ha llegado y tú aún no lo sabes.
lunes, 25 de febrero de 2008
Mala baba
Se dice que alguien tiene mala baba cuando con sus palabras trata de herir, molestar o causar algún trastorno a alguien. De hecho el caracol, por cornudo y baboso, no es un animal al que se le tenga demasiado cariño (bueno exceptuando a los franceses que lo consideran una delicia culinaria o las última tecnologías cosméticas que lanzan sus odas a las bondades de sus efectos sobre la piel).
Quizás encontrar en este espacio comentarios de este tipo resulta más chocante que en la vida no cibernética. Me pregunto quién necesita establecer relaciones competitivas o no-solidarias con los demás en el ciberespacio.
¿Es que no nos llega con la vida real, con la cotidianidad del codazo para llegar antes, con la salpicadura en el semáforo un día de lluvia o con las miradas no amistosas con las que nos cruzamos en las aceras de nuestras ciudades?
A mi, sinceramente, no me apetece hacerlo.
Leer los blogs con ese ánimo, buscar lo que nos diferencia en vez de lo que nos une, la mancha encima del mantel y dejar de considerarlos como ese lugar donde uno se desnuda sin ver si el pantalón conserva perfecta la raya hecha a base de planchados, me parece totalmente ajeno a mi intención.
Sin embargo en un primer momento, noto la picadura del aguijón y se me hinchan las pústulas.... Reacciono como lo haría si alguien entrase en mi casa, previa invitación, y miccionase encima de mi cama. Así me siento en este momento.
Pero me niego a cerrar este espacio de comunicación con vuestros ojos, los que entráis a leer mis cosas, que no tienen más intención que esa: la de contaros mis cosas.
Por ello sigo invitandoos a entrar en esta pequeña habitación con vistas a mi interior, y perdirles a los que no les guste el paisaje que no tienen por qué quedarse, sólo cierren la puerta sin portazo al salir. Gracias.
Un beso a todos, incluso a la del portazo pero espero no volver a leerte, sin mala baba, es cuestión de bienestar personal. No me gustas.
jueves, 21 de febrero de 2008
martes, 19 de febrero de 2008
Generosidad
Cuando soy generosa me siento bien conmigo misma. Me nace un calorcito en el pecho que me reconcilia con partes más o menos oscuras de mi persona.
La pregunta es si cuando somos generosos esperamos reconocimiento de esa generosidad. No que te paguen o te devuelvan, sino reconocimiento de un acto que haces inspirada por un buen sentimiento.
En toda generosidad hay algo de egoismo agazapado, esperando? Podemos ser totalmente generosos aunque nos tilden de todo lo contrario, damos sin esperar ni esta denominación? O es tan solo una actitud de santos, elegidos o iluminados? ¿el resto de mortales buscadores de una estabilidad que no siempre logramos, estamos condenados a vagar por estos lares buscando siempre una mirada que nos haga un guiño de acción de gracias?
¿Qué opináis vosotros? Es posible la generosidad 100%? Dar sin recibir?
Bert Hellinger habla de la generosidad en términos de devolución siempre de lo recibido, incluso de aquello que no es positivo. Su propuesta es devuelve lo bueno en proporción igual o mayor de lo recibido, y de lo malo, devuelve un poco menos, pero devuelve. Es sanador y no crea karma según su teoría.
jueves, 14 de febrero de 2008
Prima Vera
Salgo a pasear por la ciudad sintiendo un olor distinto que lo impregna todo. No sé qué hace aquí, en pleno mes de Febrero, pero la prima Vera ha llegado. Los árboles se visten de colores para celebrar su vuelta, el mar intensifica el azul de sus aguas para llenarla de enaguas que floten como los pájaros que emprenden vuelo hacia la inmensidad del cielo. Con las alas muy abiertas se dejan caer en picado elevándose en el último momento cual salto mortal. Pareciera que rien, que gozan en sus cabriolas aereas. Yo observo envidiosa sus juegos acrobáticos, sus piares dichosos, su absoluta despreocupación por nada que no sea disfrutar el momento en que la prima Vera llega para desterrar hielos y frios.
Mi paseo por la ciudad me llena de entusiasmo, de esperanza en que los calores que añoro sobre mi piel bañada en sal pronto se cumplirán. Después del recogimiento del invierno apetece sacar desnudeces al sol, correr y sudar, dejarse perfumar por la salitre y olvidarse del reloj, ese infernal enemigo de la espontaneidad y el disfrute.
Desde mi atalaya marítima os deseo a todos y todas una pronta visita de la Prima Vera, esa mujer escepcional que renace tras cada invierno trayéndonos la realidad del florecimiento de las semillas.
lunes, 11 de febrero de 2008
Aspereza
Al jersey de tu abrazo
esta mañana
le salieron bolas.
Mi cara, recién lavada,
fue a recostarse en tu pecho
buscando el calor que
la madrugada negaba.
El tacto de tu piel, caliente,
somnoliento, en barbecho,
abrió estrías de obligación,
horario y rutina
que rasgó mi rostro,
quebró mis tientos,
alejó la ternura,
que mañanera,
despierta tactos.
Dispuse vendas
con que cerrar la herida,
que borbotoneaba rabia,
incomprensión.
Así
me fui haciendo lejana
de paraíso sin cómplice,
retorné a la isla en la que habito sola,
cerrando los caminos,
que permiten a las barcas
fondear en mis corales
y tiré las cuerdas.
Agua de mar pintando rocas,
con suaves líneas blancas
que no erosionan.
Agua de mar desayuno
mientras tú,
ajeno
a mis mareas,
flotas sobre las algas de mi lecho.
viernes, 1 de febrero de 2008
Jugando con mi escoba
Busco una escoba nueva,
ha de barrer muy bien:
lo pequeño, lo escondido
bajo alfombra que,
como memoria,
oculta el parqué.
Esta escoba no me sirve,
esta vieja, oxidada,
ya no vuela en los tejados
asustando brujas y hadas.
De tanto y tanto desgaste,
camino de polvo sin linde,
rastreaba los espejos
que conducían a la cumbre.
Ya sin ocres de piedra,
ni enmarañados jardines,
sólo cerrojos echados,
y puertas sin timbre.
Mi escoba nueva
pues,
ha de bailar con la luna
sin cometer traspiés,
ha de quedarse muy quieta
siempre que,
la apoye en la puerta
sin tener que hacer.
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