No me educaron en la creencia de
que la prostitución es algo natural porque el hombre tiene “necesidades”.
En las tertulias de mi casa no se
alardeaba de cuántos polvos te echabas, ni de si el abuelo era un bala perdida
que se había dejado los cuartos de puta en en puta o de cuántas camas y había
deshecho.
Mi abuelo era una persona
entrañable, muy preocupado por su mujer, sensible, cariños
un tanto tímido. Le
quise más de lo que he podido llegar a querer a nadie, de momento. El me enseñó
el sentido de compromiso, palabra, honor. Me dio mi modelo de
pareja.
Los amigos que se han cruzado
conmigo en la vida eran respetuosos en su lenguaje con el sexo opuesto, nunca
nunca nunca les he oído burlarse de una mujer en plan sexual o denigrarla como
si de una cosa se tratase.
Mi antigua pareja tenía muuchos
defectos, casi tantos como los míos pero jamás por su boca salió nada parecido
a un te pongo mirando para Cuenca mientras pasas la fregona al suelo. Quizás
los modos eran otros y las actitudes eran las mismas? No lo sé, creo que no.
En
aquel tiempo me espantaba venir a Vigo a ver a los amigos de mi hermano porque
me parecían trogloditas con sus risotadas y comentarios soeces. En el camino de
vuelta siempre comentábamos lo mazarocos que nos parecían. Y es que, como digo,
no había cultura de puticlub a mi alrededor. Putas haberlas hailas, como las
meigas, sin embargo, no era un tema que siempre estuviese encima de la mesa.
Y es que las veces que me plantee
el tema, lo hice como estudio de alguna clase de sociología, como un mal
social. Que una mujer, por muy libre que sea de hacer de su capa un sayo, venda
su dignidad, su cuerpo y al hacerlo nos convierta a todas en objetos de usar,
me parece una aberración. Si las mujeres no hubieran tenido que hacerse putas,
por falta de recursos, educación, apoyos…. Los ceporros de hoy en día no andarían
sintiéndose los machos alfa del rebaño, los gorilas no tendrían que andar pegándose
golpes en el pecho para demostrar cuán fuertes son, cuán machotes, cuán grande
es su miembro viril…. Dios!!!! Es patético, no quiero estar más en una reunión
de penes, porque nunca me he reunido con varias vaginas…. La falta de cultura y
de sensibilidad nos lleva a relacionarnos como en la carnicería, pidiendo medio
kilo de esto o lo otro. No puedo con ello, de verdad, es que no puedo.
No quiero que esto forme parte de mi vida y seguir mirando para otro lado como si no lo estuviera recibiendo. No me voy a relacionar con hombres, sean quienes sean, que no sean capaces de cuidar el mínimo respeto que se debe a otro ser humano, sea mujer, niño, anciano o lo que sea. Esta vez ha sido suficiente y no pienso volver a consentirlo.
P.D. Pido disculpas a los hombres
que no se ven aquí retratados. Sé que algunos habéis traspasado el cliché y os
doy las gracias desde lo más profundo de mi corazón por no quedaros en lo que
se ha considerado “normal” desde siempre y poder ver que no lo era.