lunes, 28 de diciembre de 2009

Nupcias


Desprenderme de ti, de tu nombre, de tu gesto, de las raíces que te trajeron, de los árboles plantados, de la esperanza en forma de amigo, de la necesidad de justificarte. Desprenderme y enterrarte como tú, sin duelo ni ceremonia, sin testigos ni juramentos, sin llevarte a la espalda como losa, sin abrazo de consuelo ni de reproche. Desilabar una a una las palabras que tejieron alamedas en las que encontrarnos. Desclavar las rosas, los árboles lilas, los magnolios, los bulbos florecientes de la selva, las vincas nacientes de los muros tras los que ondea tu bandera en las almenas.
Dejar que la corriente de tu río se renueve sin que refleje mi silueta, sin que se acuerde de mi nombre, sin que le llene de hojas las costillas a tu esqueleto rescatado del planeta aquel de la rosa y el príncipe, ese que se convirtió en sapo sin reservas.
Amistad ya no te invoco, ya los ecos de mi gritos no se pierden en tus salas, ya no espero tu vestido hecho de inocencia, ya la justicia despareció y solamente la desmemoria se hizo dueña. Así mi paso se aleja del pasado, se pierde entre las luces del presente y ora porque el futuro me encuentre sonriente.
A los azahares que ahora vistes, me planto haciendo una mueca. Que te duren en alcanfor más que lo que duraron tus deudas, tus cuitas, tus enredos, tu bienestar es la meta, y si en el camino quedamos heridos de muerte y sin cruceta, ningún remordimiento entrará en tu dura cabeza. Es el precio de la vida, el que pagamos por caminar las sendas, las montañas y los valles, que de otra no hay manera. Más quién sabe si aquéllo que dimos no vendrá de vuelta.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Compromisos


El whisky bajaba caliente y dulce por su garganta, reconfortándole el cuerpo, entumecido, estupefacto, incrédulo y rendido ante la evidencia de una noticia que no esperaba. Su pensamiento volaba entre la duda y la certeza, la risa y la decepción. Se preguntaba a si misma qué era lo que sentía pero no acertaba a encontrar la definición adecuada. Pensó que quizás necesitaría un tiempo.., que ya reaccionaría... ensayando estados que no se producían.
Él se casa...
Y qué si antes era un antibodas, y qué si ella lo deseó durante los más de veinte años que duró su relación, y qué si tuvo que asistir sola a todas las bodas de familia y amigos porque él no iba nunca a bodas, y qué si la palabra matrimonio le producía una urticaria que impregnaba cada poro de su piel haciéndole saltar como gato mojado.
Lo único claro es que lo que fue válido para su vida en común, no lo era ahora para su nueva mujer. Imaginó pedidas de mano fantásticas, románticas, íntimas, multitudinarias, escandalosas, preciosistas, bastardas, pasotas, diferentes. La fantasía recurrió a todo el imaginario de comedias románticas al más puro estilo pastelito norteamericano. Intentó que alguna de estas imágenes le doliesen, pero observó que no, solamene el que el no hubiese considerado adecuado contárselo, que se le escapase a un familiar que supuso que entre ellos el amor había dado paso a la amistad, conseguía pellizcar su corazón. Deseó mirar a sus ojos y desearle felicidad y manifestar su orgullo por su cambio, por dejar que alguien, por fin, le cambie algo.
Él había encontrado a la mujer de su vida, y ella no lo era ya hacía mucho tiempo. Fue muy duro rendirse a su olvido, a su no-reconocimiento pero esa era la realidad y ahora el tiempo ya había pasado.
Abrió el joyero buscando algo que ponerse para salir a la calle, allí encontró todos los anillos que él le regaló y pensó que era un absurdo seguir guardándolos. Los anillos significaban para ella el compromiso que tuvieron en su vida anterior y ahora parecían recuerdos vacíos como las baratijas rechamantes de la zona de bisutería de un chino. Ya se le ocurriría que hacer con ellos, no había ninguna prisa. El cordón umbilical, que invisible, notaba pese a los dos años y medio transcurridos, se cortó en el momento de la noticia. Fátima notó en su vientre el tajo, el agujero que dejó y como se fue cerrando durante todo el día. En su cabeza sólo la frase Pepe se casa, se repetía como si a fuerza de pensarla pareciese más real, menos imposible.

Poco sabía ella que al cabo de unos cuantos días su imaginación daría paso a la realidad y que absolutamente nada de lo pensado se mantuvo intacto después de aquéllo.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Mi lugar en el mundo


Mi lugar en el mundo no entiende de fronteras, ni de espacios, ni de ríos o mares. Mi lugar no se encuentra en los mapas, no lo describen los libros de geografía, o las fotos aereas de los aviones topográficos. No comporta límites que abarquen ferrocarriles o senderos. Mi lugar está allí donde la palabra es entendida con el corazón, donde siempre hay una mano que acoge al visitante, donde el vino acerca algo más que el choque de unas copas. Donde la mirada cómplice ahora sonríe o consuela los tiempos de nubes negras que anuncian lluvias. Donde los abrazos son el pasaporte, donde la amistad es la consigna, donde hay calor más allá de las estufas. Mi lugar en el mundo son las almas de aquéllos a los que nombro en tiempos de guerra y de celebración. De mi centro a su centro, de mi nombre a los suyos, de mi pasado a nuestro futuro. No encuentro un sitio mejor en el mundo que aquel en el que me reconozco vibrando en la misma frecuencia, aquél en el que el bien conjuga con todos, donde no hay exclusión sino acogida. Gracias por recordarme porqué es importante estar viva. Perderse para reencontrarse queriéndonos........... NO HAY MEJOR LUGAR EN EL MUNDO.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Sueños y realidades


Sueño con los montes de tu orografía, con los oscuros prados que abonan el valle en el que un pozo, más allá de la sequía, me conduce a despeñarme en pos de tus muslos.
Si mis manos se enredan en tu pelo, adivino el pensar de tus arrugas, sin reproches comprendo el agujero que dejaron almanaques de una vida.
Cuando me miras y entornas los ojos, con la luz de tu interior alumbraría mil y una noches que rescaten de las sombras, intactos, los deseos de semillas. Plantemos en el mar nuestros veleros, fijemos rumbo sin tormenta, que detrás dejaremos aguaceros que inunden los desiertos, cicatrices de enseñanzas aprendidas en el tiempo de los páramos y los miedos.
Qué dificil inventar nuevos mapas, que no terminen en los contornos conocidos de la rutina y el desconcierto, que inventen nuevas armonías para desatar la secuestrada inocencia, perdida entre silencios, choques, pasados. ¿Conservas tú la esperanza, la ilusión de los amaneceres en nuestra ventana o acaso esperas que el tiempo, ese cretino descreído, lo cubra todo de polvo y olvido?
En tu espalda escribiría unos nuevos derechos para el ser humano que invocasen la alegría en tiempos tristes, la confianza tras la decepción, la posibilidad de reinventarse una y otra vez, el uso de la memoria a corto plazo para situaciones enquistadas, la risa como bandera, el juego como código de aproximación, el corazón abierto como patria, la tranquilidad como empleo, la esperanza como destino, el amor como excusa para abrir los ojos, el reconocimiento como credo, el equilibrio como planeta.
En tus manos acurruco las mías y siento que se adaptan a tus formas sin brusquedad ni esfuerzo. Tu ser aparece en mis noches tras la pesadilla, como refugio con fuego. De tus ríos a mis valles, perdidos, llenando de suspiros los espacios, las esquinas, las dobleces de unas sábanas que se pierden en la cadencia aritmica de nuestros vientres. Así transcurre la vida saltando de tus ojos a los míos, hecha un ovillo en tus brazos como nidos, recogiendo frutos que toman por setas, sintiendo a veces tu corazón en el mío. Sueño y realidad confundidos entre tu navegar y el mío.

jueves, 3 de diciembre de 2009


Todos nos creemos en posesión de la verdad. Juzgamos el mundo, las ideas, las creencias, la vida. Sabemos las pociones mágicas que solucionan la vida de los demás y osamos transmitirlas en cuanto tenemos ocasión. Así nos ponemos al corriente de cómo van las cosas en la vida ajena, de cuánto ganan, con quién se acuestan, quien les gusta, cómo visten, con qué se drogan... Vouyeaurismo que no entiende de distinciones culturales o locales. Lo mismo da que estemos en un pueblo, o en el centro de París. Que escuchemos a Mozar o a los Mojinos, que leamos a Hegel o el Lecturas, ser física o prostituta. Los demás se abren apasionantes ante nuestra mirada escudriñadora y, en ocasiones, envidiosa.
Quién no se ha sentido alguna vez mejor que el de al lado? Henchidos de orgullo por nuestras virtudes, parecemos incluso un poco más altos que el resto. Y corremos a contarle a alguien lo maravillosos que somos.
En una sociedad competitiva, competimos por ser más que el de al lado, olvidando cuáles eran nuestros sueños, de qué nos disfrazábamos de pequeños, con qué entreteníamos las tardes imaginando una vida feliz, lo poco que nos costaba que nos dejasen jugar en los parques, lo fácil que era hablar con el de al lado sintiéndose a gusto.
Realmente somos tan importantes? Es todo tan trascendente? Trabajar, pagar hipotecas, irse de vacaciones como hormigas que salen del hormiguero, dormir a la misma hora, despertarse para seguir produciendo, para conseguir cosas que nadie quiere cuando dejamos la vida, correr mirando el reloj de un lado a otro de nuestros lugares de residencia?
Sin hacer caso a esa comezón interior que nos llama esclavos cuando la oímos. La misma que nos hace ser consciente de que nuestro tiempo no se dedica a querer, a apoyar, a disfrutar de las cosas sencillas de la vida, que amanece todos los días y es un milagro, que nuestro planeta gira en un universo del que somos una parte minúscula. Esas cosas que no recordamos como importantes... Alguien podría tildarme de populista, y si, lo soy. Porque el populismo significa conectar con el de al lado, no juzgarle, intentar confluir en lo común, entenderse, encontrarse....
Cuando la muerte irrumpe en tu vida, te desgarra. Hace que todo este tinglado que tenemos montado carezca de sentido. Me veo a mi misma recogiendo la ropa de mis muertos. Todo ese montón de jerseys de marca, de camisas, de trajes que, sin su propietario, se quedaron sin valor. Abro armarios y descubro miles de álbumes de fotografías; comienza el reparto y siempre siempre siempre quedan las que nadie quiere. Momentos petrificados de comidas, risas, viajes, acontecimientos... Que inútil todo este afán de petrificarlo todo. Que inútil todas las cosas que acumulamos. Las casas atiborradas de muebles, figuritas, libros, recuerdos, manteles, sábanas, cacerolas y platos. Sobra todo. Todo es prescindible.
Cuando recoges las cosas de tus muertos darías lo que fuera por resucitarlos, por volverles a la vida para que ocupen el abismo que han dejado en tu alma, heridas que cicatrizan pero que sangran de vez en cuando. Ninguna de las cosas materiales, ni siquiera una cantidad de dinero que recibes en herencia, puede suplir su ausencia. Tras de ellos dejan una montaña de cosas que has de regalar, repartir, donar por la que ellos perdieron el tiempo, por la que se esforzaron y que ahora recibes, tú: heredero universal, como una carga inmensa. Somos creadores de basureros.