martes, 28 de julio de 2015

Mendigos

LLueve y ventea en el comienzo de la primavera que no llega entre pétalos rosas, incendios de sangre, idilios líricos que mojar en los cafés al borde de la almohada.
Llega la primavera y me coge descolocada, desvinculada, destartalada, sin sombrilla para una luz que se desata en sepia por mi espalda.
Y los acertijos tienen todos respuesta, tan sólo la espera de encontrar los brotes que anoche planté en mi memoria. Sordo el amor no escucha las melodías que nacen al ritmo de su pulso. Afuera todo brota, todo brota menos la ilusión de ver nacer un nuevo día amarrada al oleaje de tus caderas. Sólo el píar de los pájaros, envueltos en danzas amatorias, llena los panteones familiares.
Pinto una cometa y la suelto a volar sin cordel. Alcanza altura, baja, vuelve a subir, revolotea en torno a si, y se incendia en contacto con el sol. Un ave Fénix que no parece volver a la vida porque olvidó recoger sus cenizas.
Un mendigo acerca su mano abierta: Alguien tiene una poesía para mí? Por el amor de Dios alguien me regala un poema?

Recorro estancias desatando los nudos que las telarañas de la indiferencia han ido acumulando con el paso de los años. Me siento yerma, vacía por dentro, cansada de empeñarme en dar color a una foto en blanco y negro. Mi paleta ha ido mezclando rojos, violetas y verdes a partes iguales y, ahora, un color indefinido llena mis pinceles. El lienzo que pinto está en blanco, quizás espere un paisaje, un bodegón o una mancha infinita que no signifique más que el hueco del tiempo en mi corazón.
Me animo a seguir adelante, a no preguntarme por lo que siento o pienso, a vivir según la manecilla que marca los segundos. Sin planes futuros imagino que todo puede ser, que nada puede ser. Y así, en la marea de lo desconocido, voy flotando como una barca sin remos.
De la falta de expresión de tu rostro, ya tuve noticias, mucho antes que las palabras agitasen el aire en el jardín. Abrazo mi falta de relevancia en tu vida con la esperanza de serlo en la mía, con el deseo de encontrarme querida, amada por mi misma, sin búsquedas de otros ojos, otros labios, otros oídos a los que encantar como la Sheherezade que se libra de su muerte por el ardor de sus fantasías.
Qué agotamiento, qué desgaste el buscar el amor dentro de un iglú, que engaño repetirme que puedo vivir sin pasión sin que eso me arrase el alma. Entre las fotos de nuestra vida me siento ajena, como un turista en una fiesta familiar en la que todos hablan un lenguaje desconocido. Quise ver estrellas en el brillo de tu mirada, quise ver panteras en los movimientos de tu pelvis, y solamente era yo. Desde el comienzo sólo yo. Empeñada en un amor que no tenía cimientos, que construyó una casa en la que la hiedra no dejaba ver las flores. Empeñada en calentar los témpanos sin expresión de las noches de invierno. Durante todo este tiempo he ido perdiéndome, desapareciendo, haciéndome pequeñita para caber en tu bolsillo. Nunca lo conseguí. Un fuego de resentimiento lo fue cubriendo todo, arrasando los pocos atisbos que aparecían en un esfuerzo sobrehumano por agradarme, esas cosas que siendo sencillas, parecían esfuerzos de titanes por tu parte. ¿No debe ser más sencillo el amor? ¿No basta con el interés porque el otro no sufra, no se duela, no se pudra de insignificancia?
Entono un mea culpa en este torrente de sinsentidos, me hago responsable de todos mis silencios cuando mi interior gritaba, de mis cansancios, de mis humores, de todo lo que tiene que ver con no aceptar tus musgos y tus líquenes. Te dejo ir, como una linterna flotante, en ella escribo las palabras del cariño que aún te guarda mi corazón y las plegarias porque tu vida sea muy feliz, o muy cómoda, o lo que sea que necesites que esté bien para ti. Gracias por el tiempo compartido, gracias por las cosas buenas, gracias porque tú no te perdiste, ni viste ángeles donde había palomas.

jueves, 4 de junio de 2015

Vivir


"Quién nos compuso el engaño de que vivir es apostar a no perder?"

La sociedad del confort que no conforta,
la amistad digital que no calienta,
las parejas que no aman,
los niños que molestan,
los ancianos que pesan,
los indigentes que afean,
los satisfechos insatisfechos,
los medios incomunicados,
el arte que desaparece,
la danza que se mutila,
la literatura que adolece de trilogías,
el sol que sale a destiempo,
la lluvia que no cesa,
la fruta que desova en las acequias,
el mar con sus islas de plástico,
el cuerpo de prótesis, falso escenario
la juventud sin conciencia,
prohibido ser mayor,
lábrate un futuro sin dolor
sonríe, mete tripa, whisky,
falsificaciones, mentiras,
flotamos como naúfragos,

Y también la luna impertérrita,
las flores abriéndose, dándose,
los últimos destellos de generosidad,
las arrugas de la vida bien vivida,
una mano que se ofrece,
un minuto en unos ojos,
las huellas en la arena,
los trinos de los pájaros al amanecer,
el por qué de un niño asombrado,
la humedad de la emoción,
la alegría compartida,
dar vueltas,
el movimiento de las hojas de un árbol,
las algas tiñendo de verde las piedras,
las estrellas de las noches de verano,
los brazos que acogen,
el apoyo del silencio,
las calas desiertas en horas sin ruido,
la música interna,
lo simple, lo auténtico, lo natural,
la vocación de estar vivo,
los colores del atardecer,
un bosque respirando,
el roce de piel con piel.

No hay engaño en el perder del vivir, quizás solamente no dejarse ir en la corriente. Nademos, nademos hasta encontrarnos!