LLueve y ventea en el comienzo de la primavera que no llega entre pétalos rosas, incendios de sangre, idilios líricos que mojar en los cafés al borde de la almohada.
Llega la primavera y me coge descolocada, desvinculada, destartalada, sin sombrilla para una luz que se desata en sepia por mi espalda.
Y los acertijos tienen todos respuesta, tan sólo la espera de encontrar los brotes que anoche planté en mi memoria. Sordo el amor no escucha las melodías que nacen al ritmo de su pulso. Afuera todo brota, todo brota menos la ilusión de ver nacer un nuevo día amarrada al oleaje de tus caderas. Sólo el píar de los pájaros, envueltos en danzas amatorias, llena los panteones familiares.
Pinto una cometa y la suelto a volar sin cordel. Alcanza altura, baja, vuelve a subir, revolotea en torno a si, y se incendia en contacto con el sol. Un ave Fénix que no parece volver a la vida porque olvidó recoger sus cenizas.
Un mendigo acerca su mano abierta: Alguien tiene una poesía para mí? Por el amor de Dios alguien me regala un poema?
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