viernes, 3 de junio de 2011

A mis alumnos


Habito mis días a galope entre la cabeza y el corazón,
entre la prisa del reloj y el ritmo de la sangre.
Mandando mensajes al aire que contienen ecos de la historia,
recorro rayos de luz desde el inicio hasta el ocaso.
Y es en vuestros ojos que me encuentro, me reconozco
me quiero, me soporto.
Me pintáis una sonrisa en la tristeza,
eleváis mi espíritu y...
vuelo,
al país de los sueños por cumplir,
del camino por andar,
de las posibilidades abiertas en abanico,
de la sangre a galope en las sienes.
Es en vuestra mirada en la que siento
que el futuro está preñado de esperanza.
Da igual si habláis con muletillas,
si los tildes emigraron de vuestros cuentos
porque dejáis mi corazón tocado
cada vez que me permitís
acompañaros a volar,
planeando un rato a vuestro lado.