martes, 28 de septiembre de 2010

Esperanza


Llueven estorninos en el patio de la memoria,
cayendo entre alaridos, negros como presagios.
Hambrientos como lobos se alimentan de deseos.
Y corro... y despavorida escondo los restos de alimento
que en mi regazo escondo para que no se endurezca.
Y proyecto nubes como cimientos de una casa
que desaconsejan arquitectos y peritos.
Solamente yo me obceco en lo imposible,
solo yo bordo en las puntillas de los sueños
coordinadas imposibles, hechas de indicativos
que destrozan los pretéritos.
Y no me importa,
y me da igual que no rimen las esquinas,
Me abstraigo de los ciclos naturales,
de la consonancia del duelo y las estaciones.
Me da igual que parezca una loca
cantándole nanas al sol de mediodía,
sacando agua para vaciar el mar,
hirviendo sangre para desatascar las noches,
desasiendo anillos de circulos rojos.
No me importa pasarme la vida soñando,
no mi importa si es tu roce el que encuentro
tras los visillos alumbrados por la luna.
Si el amor es amor, porqué negarlo?
Porqué esconderlo, porqué mentirle.

lunes, 27 de septiembre de 2010


Digo amor al borde la almohada, en el encuentro de la luna y el rocío.
Digo amor entre susurros para que no me oiga el viento que sopla en la ventana.
Digo amor, silenciando una a una las letras que lo componen, digo amor y digo miedo, abismo, distancia, tiempo, negación, olvido,máscara. Digo amor y siento moras que estallan en otoño entre espinas, hojas y lluvia.
Digo amor entre las rocas de un mar que estalla en mareas invisibles que mueven seres minúsculos, diminutas estelas de colores que se apagan y se encienden.
Digo amor desconociendo los significados de nudos hechos con libertades ganadas y perdidas. Digo amor sin esperar respuesta, dibujando corazones de arena que el mar lame hecho lengua. Digo amor y así lo encuentro latiendo desde el fondo, venciendo hechos.

miércoles, 22 de septiembre de 2010


Trotar con paso alegre, como los niños cuando salen de la escuela.
Reír a mandíbula batiente sin pudor, hasta las amígdalas.
Cambiar con la suavidad con la que las hojas mudan de color, dejándose caer cuando es tiempo de que el viento las vuele, la lluvia las deshaga, la tierra las acoja.
Sentir la vida como pulso, ese instante que se da entre inspiración y expiración, entre contracción y expansión, entre la sombra y la luz.
Vacíar mi cabeza de lo inútil como vacío los armarios en el cambio estacional, como libero los lugares de trastos ínservibles, como desnudo mis pies cuando camino por la arena.
Abrazarme entera igual que abrazo a los que quiero, retornando al lugar en el que siento mi sangre, mis vísceras, toda yo, hecha de entrañas entrañables.
Amar como si no quedasen días, horas, segundos, arrrebatada por impulsos de encuentro, de tactos cálidos más allá de las yemas de mis dedos, más allá de la piel que me contiene, más allá de mi misma, de ti, de nosotros o ellos.
Sembrar sin esperar fruto, por el mero placer de hacerlo. Dejar semillas maceradas de sueños, esperanzas. Abonos de recuerdos y olvidos en prados sin cercas ni alambradas.
Escuchar, ver, tocar, oler, mirar con toda mi alma.
Todo esto quiero para mi, todo esto quiero para el mundo.

martes, 21 de septiembre de 2010


Carlos Izaguirre bajó la vista. No soportaba la mirada de su madre. Tras su parloteo adivinaba todos sus reproches, para él simplemente era demasiado. Carlos estaba anestesiado, no sentía nada por ninguno de su familia. Sólo en las ocasiones en las que la enfermedad o las deudas lo acuciaban recurría a ellos para pedirles ayuda. Eran momentos de grandes aspavientos, llantos y gritos de desconsuelo, amenazas de suicidio o accidente fatal que dejarían a su mujer y sus hijas protegidas economicamente para el futuro.
Siempre en el mismo orden Carlos recurría a su despliegue dramatúrgico que tan bien funcionaba. Primero cubatas en alguna asociación cultural, después se compadecía de él mismo imaginando enfermedades terribles entre las cuales resaltaba sobremanera la parálisis total. En especial la de su miembro viril, cosa que le hacía sentir poca cosa, inútil, un semihombre, un ser deshauciado para la vida. Cuando las lágrimas acudían a borbotones y su tono era el adecuado, tras contarle al camarero lo cruel de su existencia, agarraba el móvil y llamaba a su madre. Ella entraba al trapo en seguida, preocupada ante la angustia de su hijo, le instaba a que regresase al hogar materno en el que le escuchaba durante horas y le aconsejaba que dejase ya la vida de crápula que llevaba, que se separase de su mujer que no le quería y le tenía dominado y que diese buena cuenta de varias bandejas de leche frita que un santiamén preparaba. Si el asunto tenía que ver con el dinero o la salud, acudía con la misma solicitud en su ayuda, llegando a abandonar su propia vivienda y trasladándose a la casa de su nuera a la que no podía ver ni en pintura.
Pero siempre siempre siempre después sobrevenía un tiempo de desencuentro, una bronca por las cosas más variopintas: una contestación desafortunada, un desacuerdo en cualquier tontería, un no cuando querìa un si, la llegada de la familia de su nuera... Cosas poco graves que curaba el tiempo y que se olvidaban ante el nuevo ataque de pánico y lágrimas del señorito Izaguirre.
Pero esta vez no, esta vez la cosa era más grave, los insultos menos desatinados, las flechas envenenadas mucho más certeras y el dolor que dejaron mucho más sentido.
Esta vez se trataba de herencias, de lugares, de espacios propios y ajenos, de reconocimientos y afectos. Esta vez ninguno de los dos podía mirar al otro tras meses sin encontrarse. Esta vez sólo la densidad del aire que les rodeaba era incortable. Nada de lo que pudieran hacer o decir los demás ayudaría a que la tensión se disipase. Incluso sus dos hijas, demasiado pequeñas para entender nada, estaban agarrotadas con la abuela, entendiendo en su inconsciencia que no había que ser demasiado cariñosas con ella.

lunes, 20 de septiembre de 2010


La familia Izaguirre se reunió en el parque infantil para que los niños pudiesen jugar a sus anchas. Se saludaron cortesmente con un par de besos mientras en el aire flotaban los reproches no hechos, los juicios no emitidos, las críticas que disimulaban entre el aroma de los perfumes de los árboles que atónitos contemplaban las estalactitas que a cada miembro de los izaquirre les nacían en las pestañas.
La madre hablaba sin ton ni son de diagnósticos médicos, pensiones de invalidez y de mil y un trastornos nocturnos que azotaban su sueño como el viento las veletas en los tejados. Todo parecía inmóvil a su alrededor, pese a que los gritos y las risas de los niños se colaban entre las chaquetas que colgaban de sus brazos.
Permanecían impasibles en una especie de letargo que atenazaba sus miembros imposibilitándolos para el abrazo o la caricia. Demasiados años delante del aparato televisivo les habían convertido en estatuas de sal, pese a que cada uno en su interior atesorase las frases que les gustaría decir, aquellas que les gustaría escuchar provinientes de las bocas de los que, en otro tiempo, habían sonado sus mocos o jugado a la pita altura entre respiraciones entrecortadas por el ejercicio.
Tantos años de convivencia, de trato, de muertes y nacimientos amontonados como ropa usada que ha quedado pasada de moda. Qué decir tras la debacle en la que se sumieron tras la muerte del padre, ese ser lleno de energía, derrochador de buen humor. Ese mismo humor que llenaba los silencios, que organizaba los encuentros y que hacía caso omiso a cualquier problema o sentimiento que lo arrastrase lo más mínimo del lugar eufórico en el que se instalaba desde su nacimiento.
Ahora que no estaba el silencio lo invadía todo. Ninguno sabía dónde estaba su lugar, cómo relacionarse con los otros, sobre todo si se encontraban todos juntos. Eran más fácil relacionarse de dos en dos porque en ese reducido coto no había lugar para estratagemas o huídas. Pero hoy en el parque estaban todos juntos y nada hacía presagiar que alguno fuese a decir lo que realmente quería decir. La necesidad no expresada de afecto, apoyo, verdad. Ninguno movió un solo cabello en una dirección que le acercase a comprender la postura del otro. Todos juntos, cada uno en su isla incapaz de echar al mar una botella con un mensaje de auxilio.
Los niños interrumpían de vez en cuando la pantomima, subiéndose en el colo de los adultos que les acogían como si de agua en un desierto se tratase. Bendita infancia en la que aún te echas en brazos de tu madre segura de que no te va a dejar caer, en la que tus tíos te escuchan con atención, en la que encuentras un empujón en un columpio o una carrerilla entre portales.

jueves, 12 de agosto de 2010

MAMA


- Puff hija, cuando te haces mayor te das cuenta de que amigos solo tienes tres o cuatro.... El resto conocidos para la juerga... La vida se encarga de poner la amistad a prueba no una sino muchas veces, y cada vez que lo hace se produce una criba en tu agenda que te va dejando un poco mas sola, o mejor acompañada segun se mire-
Observo a mi madre y admiro la sabiduria de mujer madura que transmite. No es una sabiduria basada en libros, titulos o estudios, es su vida, el paso del tiempo, la que reviste todas sus palabras de un poso que las mias no tienen. Mi madre es una mujer que ha sufrido muchisimo, ha tenido una vida muy dura y no ha perdido la sonrisa. Igual que no pierde las ganas de reir, de comer, de dormir, de ver, de contar. Habla de su vida con tan poco pudor, que lo mismo te la encuentras contandole al tendero que su hija, si si, la morenita, tiene la regla, como susurrando entre lagrimas la muerte de su pequeña a cualquier viandante que se cruce en su camino.
Y es que mi madre no tiene verguenza de nada. Es exibicionista, no se esconde lo mas minimo. Nunca se hace preguntas sobre el sentido de todo esto. Simplemente se lanza a la calle como el que se sumerge en una piscina un dia caluroso.
Cuando yo le cuento mis pesamientos sobre la amistad, el amor, la pareja, los niños... tuerce la cabeza escuchandome con un gesto de --- esta pobre, no tiene ni idea...
Antes siempre discutiamos, yo intentaba imponer mi critero por considerarme mejor, mas moderna, mas estudiada, mas independiente.... osease... mucho mas que mi madre. Ahora callo y escucho. Porque una madre puede no ser lo que tu esparabas en tus ensoñaciones infantiles, puede equivocarse, fallar, dar malos consejos. Pero nunca, nunca, nunca pierde de vista que eres su hija y, desde ese amor, es desde donde habla.

miércoles, 21 de julio de 2010

Ciclos


Piedrecita a piedrecita, así construyo los altares de los días cotidianos, así me descubren las mariposas bordadas en los caminos.
Piedrecita a piedrecita, deposito mis cánticos de alabanza y petición, con humildad agradecida por este transcurrir del tiempo dorado, tenue, casi imperceptible como el mudar entre estación y estación.
Piedrcita a piedrecita voy cantando mis canciones que conducen por los caminos en los que el olvido no tiene pies, ni manos, ni guitarras con las que encrespar los fuegos.
Piedrecita a piedrecita desmonté mis catedrales, forjando colinas que se hicieron montañas por las que vagaban las nieblas creadoras de musgos, en los que deslizarse en húmedas caricias ancestrales.
Y así vienen y van las mareas, desmontando piedrecitas que acumular en otra playa. Así creando y destruyendo piedrecita a piedrecita.

jueves, 10 de junio de 2010

Equilibrio


Hay equilibrio cuando dices lo que piensas, haces lo que dices, sientes lo que haces; acción, pensamiento, sentimiento y expresión una sola dirección.
Las bromas,bromas son pero hay cuestiones que tienen que ver con la dignidad, el respeto, la igualdad, el sentimiento con las que no se me ocurre bromear. Una porque el ser humano, sea cual sea su condición y / o sexo me merece una consideración que no pueda ser alterada por si estoy o no estoy en grupo. Otra porque las bromas hieren en ocasiones a los que están al lado, porque hacen referencia a situaciones en las que intervienen los sentimientos, los valores, las expectativas.
En tu boca la desconsideración a la mujer adquiere dimensiones gigantescas, en tu boca el deseo de renegar de lo que has elegido tú se hace pesadilla. En tu boca el renegar de lo que declaras sentir te situa al otro lado del universo.
No quiero ser partícipe de tu traición a ti mismo.

viernes, 4 de junio de 2010

Vuelo raso


Hoy vuelo de flor en flor, por el jardín que planto desde hace años.
Descubro, maravillada, las espinas, los colores, las sequías e inundaciones que se producen desde sus acequias. Desencripto tu nombre entre macetas sin girasoles, creyendo que tus cultivos ocupaban mucho más espacio. Sin embargo sólo el montón de compost, que me nutre de vez en cuando, es el resto de los tiestos que me traje de aquel planeta.
Es mi nuevo jardín lugar de vivaces y regaderas. Donde planto nueva vida, nuevos senderos que acercan pájaros de plumajes distintos, tamaños, edades o puertas. A todos acoge mi huerta, a todos y de todos se alimenta. Ahora preparo otro bancal que a todos contenga, sin necesidad de plantar nomeolvides, prefiero las rosas abiertas, llenando de arrecendos el aire que conduce a mi verja.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Cumpliendo sueños


Cuando se cumple un sueño un rumor de cántaros se asoma al alma.
El sol parece más intenso, deslizándose por la sonrisa interna, esa que no se fotografía.
Cuando el sueño se acaricia desde que se tiene recuerdo, llenándolo de matices, colores, habitantes y otras algas, pareciera que es el universo mismo el que te habla, que las mónadas armónicas y preestablecidas cobrasen vida, sentido, coherencia más allá del paso de los siglos.
Y no me muevo, por temor a que todo se desvanezca, y me pellizco despacito, no vaya a ser que me despierte. Y agarro miradas compartidas, con el corazón abierto y confiado en que los vientos serán benignos abrazados a la marea.
Y ahora planto, ahora siembro realidades sin tristezas. Peino la luz en mis cabellos cuando tú llamas a mi puerta. Sabiendo que abriré para amasar sin tretas el transcurrir de estaciones con todas sus setas.

lunes, 10 de mayo de 2010

Hogar


Si en tus ojos me reflejo, es que mi camino coincide con el tuyo.
Si mis manos en las tuyas tocan cielo es que andamos pisando nubes,
a mil metros por encima de lo oscuro, danzando interiores indistintos.
Agrupando sabores de tu boca, quitando uno a uno los velos que me esconden.
Descanso en ti, como ola que naciera al otro lado del mundo.
Descanso en ti sabiendo que tus esquinas encajan y suavizan las mías.
Descanso en ti confiada, como si la niñez me encontrase nuevamente
fabricando cuentos de helechos que mezclar con el rubor del verano.
Y es mi hogar el que encuentro sin tormentas, ni luces que desluzcan el futuro,
ni vecinas que interrumpan los estralos del fuego que encendemos con los tactos.
Y es allí donde encuentro mi persona centrada desde el centro y sin abismos. Sabedora de que los caminos siempre parten de algún sitio.

Desmemoria


Tu existencia inmemorial...: te repites.
Acaso para negar o afirmar que no existe. La mujer de Lot miró atrás y las lágrimas saladas petrificaron su presente. No necesito la llegada de palomas que anuncian horas, días y meses. No necesito las canciones que un día llenaron estancias hoy recorridas por otras arañas. La tela que tejo está llena de gotas que alumbran soles diversos, me siento en cada una de sus dobleces. Orgullosa de la finura de los encajes, de cómo la luz se cuela por ella, creando sombras y dibujos. Mi existencia es una tela por hacer, en un lugar entre árboles y cuevas. A gusto en el sendero que me trajo y el que recorro... No huyo ni de la memoria, ni de lo desconocido. Tengo tiempo y pienso, y repaso las puntadas que me unen al universo que habito. No me desprendo de primaveras y acojo los inviernos como partes de la vida.
Disfruto de los abrazos que me despiertan por las mañanas, sin echar de menos brazos en los que no pueda notar la sangre de la vida fluyendo a borbotones. Si no recuerdas allá tú. Allá tus equivocaciones que se repetirán infinitamente, allá de las personas a las que hagas daño con ellas, allá de ti contigo... Ensalzas banderas de presente desde hace ya muchos pasados, quizás tus relojes se detuviesen, pero eso no implica que el paso de las horas no llene de arena las playas. Lo que antes fue roca, hoy son diminutos colores que contienen universos. Nada se aprende en la nada. Nada nace del vacío que no se habita.

miércoles, 5 de mayo de 2010


Amapolas
cultivo en los suspiros,
se escapan
insomnes,
calcetines...,
rodando calle abajo,
como soles,
trenzándole en aire los colores.
Del velo que cubre lámparas
ni Aladino siembra girasoles,
rebusco y rebusco entre panales
ungüentos sanadores,
pócimas de abuelas sabias
que remedien parasoles,
para desmemorias y futuros,
caminos, descensos y rumores.
Son los cuerpos sin alma,
de palabras gastadas,
los que azmizclo,
deshojo etiquetas devaluadas
y encuentro de nuevo mis sandalias
para recorrer mi identidad,
ya sin fronteras
de países vetados con ginebra.
Amapolas de verano y en las sendas
canturrean a mi paso,
me saludan,
se acuerdan de mis manos,
de mi rostro,
celebran la alegría
apertura de la vida.

viernes, 23 de abril de 2010

Adios al miedo incluso sin


Hace tres años volví a mi ciudad de origen y abrí este blog. Necesitaba quitarme de encima el dolor, el miedo, el abandono y la rabia que todo ello me produjo.
Escuchaba la canción de Rosana titulada "Sin miedo" todos los días al levantarme. Para animarme, para seguir, para encontrar un camino que el viento había borrado.
Miraba mi reflejo en el espejo y tocaba su superficie deseando dejar de ser una sombra, deseando reencontrarme para quererme, sacarme la piel gelatinosa, que el miedo a no ser vista, dejó de un pasado colmado de referencias que ya no eran válidas en un ahora confuso y vacío.
Abrí el blog con este título, casi como una plegaria, como una invocación que crease una realidad serena en las que mis pies dejasen huellas sin zapatos. Agradezco todos los parabienes de este espacio parpadeante y mudante pero siempre acogedor y amigo. Con él fuí exortizando mis demonios, plantando semillas para el futuro. Aprendiendo de los hongos de mis piernas, de las espinas de mis pestañas y de alguna que otra flor que nació de manera inesperada.
Hasta mi llegaron amigos de los que no conozco su tacto, tan solo la suave brisa que sus palabras dejan en mi alma, tras tropezarnos en este lugar sin escaleras. Os doy a todos las gracias, me siento afortunada y bendita por una vida acompañada.
Hoy dejo mi título a parte, digo adios al miedo aunque sea sin y abrazo el color de mi esperanza en seguir encontrándome, reconociéndome, queriéndome y compartiéndome en estos pequeños ratitos de paseo por esta isla en la que nadamos.

lunes, 12 de abril de 2010


El cuerpo tiene memoria, memorias de tiempos pretéritos y celebra sin permiso aniversarios de cada pliegue del alma... Feliz aniversario

viernes, 9 de abril de 2010

Amor.... ese enemigo


amor que rimas con dolor, flor, alcanfor,
con abrillantador, colador, coliflor,
con satinador, comedor o tenedor,
con radiador, redentor, ganador
también con perdedor, regidor, conquistador,
saltador, conductor o torturador.
Mil formas para mil momentos, desde las cimas llenas de luces de colores de los momentos primeros, en los que estrenamos una por una las cosas bellas del planeta, las sonrisas, las manos... Los caminos no guardan margaritas porque se tienen todas las respuestas. Más nunca conservas este dulce rostro de la mirada primera, y te vas tornando calmo como la mar entre las piedras.... Y ya no hay sorpresas cotidianas, escondidas tras las puertas, nuestros ojos se abren y vemos más allá de nuestras cejas, se abre el plano de la cámara, abriéndose así nuestro planeta. Y dejamos de saltar de puntillas, de volar por campos y praderas, para tomar un paso firme en la tierra que se queda en nuestra suela. Y es el amor un subterfugio? O un refugio de poetas?
Imposible de regalar cuando no se parte de la propia seña, del propio paso, del propio rostro que en el espejo se acerca, pidiendo besos sin papeles, ni tiempos, ni vendas.
Es el amor un camino desaprendido a fuerza de tropezar con las piedras, de revolverse en los charcos de lodazales y acequias. Es el amor, el amigo infiel, que de ti no se acuerda y que irrumpe en tu casa el día que está más revuelta. Tiende su mano y te agarra... te agarras sabiendo que el dolor se acerca... y pese a la parca engañas el olvido de la quiebra. Amor que revuelves la digestión de las cenas en las que compartimos resacas, vinos y confidencias.
Que bien nos iría si inventásemos otras letras con que nombrar sin llamarte no vaya a ser que aparezcas.

viernes, 12 de marzo de 2010

Escondite


Me escondo de los lugares compartidos en los que la sonrisa es obligatoria. Me escondo tras la prisa y los juzgados, tras los pasos que se pierden en un horizonte sin límite. Me escondo de mis sueños, poblados de fantasmas, de estancias vacías, de países sin bandera, de libros sin páginas. Me hago un ovillo entre mis piernas y juego a rodar por las laderas convencida de que nadie conoce mis contornos, nadie sabe la historia de mi vida, lejana ya, pasada ya, muerta ya. Y ésta que se estira tras las vueltas es alguien sin sombra, alguien sin reloj, alguien que parece congelada o rustida, alegre o vacía. Los ecos de la música que entonamos ya no llega por los hilos telefónicos que me acercaban a tu voz. Las prisas, las prioridades, los malosentendidos campan a sus anchas tras nosotras.
Ya no es tu mano la que agarra la mía mientras el mar acaricia con su sonido nuestro caminar. No encuentro el lugar de tu casa en la mía, y mucho menos conserva la memoria algún rastro de los regalos de la vida en conjunción. Te pierdo en una marea de sinsentidos, de emociones enquistadas, de disculpas para no mirar de frente los reflejos en el agua. Ni las estrellas agrupadas en constelaciones marcan los senderos del pasado. Todo silencio, todo retrasado, todo en espera, como las llamadas interminables de una máquina parlante. Me escondo en mi rincón calentito en el invierno, sin querer sentir que afuera hace frío, que hace mucho mucho frío tras mi nombre en tu garganta.

viernes, 5 de marzo de 2010

Amanece


Me vuelvo invisible y transito por los recovecos del alma, lleno agujeros con agua de rosas y a mi señal las luciérnagas encienden sus verdes traseros como soldándole a la esperanza las esquinas lamidas por el tiempo.
Nadie transita a determinadas horas por la calle, salvo los insomnes y los ángeles caídos, mi taconeo se funde en un tictac sin reloj, sin corazón, sin escarcha.
A lo lejos el amanecer amenaza con rasgar la seda del camisón de la noche ... y amanece... y otro día se estrena intacto de sorpresas, de encuentros, de risas y lágrimas. Otra página que vamos llenando creyendo que podemos prever aquéllo que ha de llegar, sintiéndonos dueños de nuestra vida, sin darnos cuenta de que somos apenas minúsculos en un universo que nos supera en edad y gobierno.
Siento mi caminar pequeñito, al lado de estos árboles que me miran, que me dan los buenos días todas las mañanas. Me siento poquita cosa comparada con la sabiduría de su savia, con la firmeza de sus raíces, con la ligereza de los brotes de las hojas que han comenzado a asomar. Toco la corteza de su tronco y siento cada una de sus arrugas como el fiel reflejo de la vida que transcurre aunque nadie la observe, otro día nuevo, otro papel en blanco...

viernes, 12 de febrero de 2010

Detenida y sintiendo


Entre pasos el tiempo se paraliza, adquiere la consistencia gelatinosa de una materia por atravesar, a mi alrededor los niños corren y hasta sus gritos parecen ralentizados por la irrupción de una sensación que no alcanzo a nombrar. Son los rayos de sol colándose entre las hojas, haciéndolas más verdes si cabe, mientras una brisa marina las mueve como una madre. Es el aire que entra por los agujeros de mi naríz ensanchándola, llenándola de vida. Hoy respiro más mientras cruzo el patio del colegio y camino por las líneas blancas que delimitan los campos de juegos. Será que la primavera apura su paso y ya se van los hielos que quedaron adheridos a las pieles de otros fuegos ya apagados. Es la primavera que, como siempre, me sorprende y me anuncia su llegada con voz suave: de secreto. Este año me ha cogido así, de imprevisto, colgando su perfume en mi pelo e invitándome a revivir de nuevo como yema de árbol. Es mi cuerpo alborotado que se hace pájaro, hierba, flor, charquito-espejo. Ese sentirme observadora en quietud mientras todo a mi alrededor se mueve. Ese notar el ritmo del corazón del mundo en el que vivimos tom tom tom tom .... Ya llega, ya llega la primavera

miércoles, 3 de febrero de 2010

Sueño andaluz


Taconea en mi sueño una copla
que habla de verdes y leños.
Caracolea acentos sureños
respirando trufas, mazapanes y huevos.
Sin querer sigo bailando
al son que deshiela el invierno,
me pregunto dónde está el final
de este collar sin su dueño.
El perro que ladra a la luna,
a golpe de manchas y azares,
trenza melodías de pizarra
que se quedaron sin azahares.
Y el camino se hace grande
paso a paso,
tras las horas.
No me despiertes,
no hagas ruido...
cierra con cuidado
ventanales,
dejando pasar la sonrisa
de amapolas y trigales...
Ya más tarde la gúadaña,
la parca con su negro velo,
desocultará los ases de la manga
a pesar de todos los cielos.
Volantes de la orilla de mi falda
rebrotad en los parques de las sierras
acunemos silencios y trapecios
que redoblen en el país de los sueños.

lunes, 25 de enero de 2010

mal día


Hoy tengo un mal día, uno de esos días en los que estás hipersensible y vas tragando una a una las píldoras amargas que te encuentras, quizás esperando un bálsamo que te suavice los nervios o la garganta. Es uno de esos días en los que las opiniones de los demás te entran más allá de la dermis, en los que te quitaste la armadura y la dejas al aire para que pierda el moho. Charlo conmigo misma sobre la intrascendecia de las palabras, lo tonto de mis entreceños, la inutilidad de pasar un segundo más con esa sensación en el vientre. Y quiero salir, a que me dé el aire, a que me dé el sol, a que me dé la gana, a que me den... tan sólo un poco, un poquito. Quizás un abrazo, quizás una sonrisa, quizás un hola qué tal. Rodeada de gente y, sin embargo, sintiéndome sola.
Nunca me sentí en pedestal, nunca siento cátedra al hablar, mi única postura defendible es que no sé, que aprendo, que no dejo de aprender, de buscar, de ir. Para comenzar una y otra vez. Hablo desde mi, no desde una enciclopedia. Odio el envaramiento catedrático de aquéllos con los que comparto oficio y que enarbolan la bandera de la sabiduría como si de su posesión más íntima se tratase. En fin... Yo sólo sé como me llamo y que algún día dejaré de llamarme.

lunes, 18 de enero de 2010

Aniversario


365 días pasaron tan rápido! Apenas cuento con tiempo para mi, inmersa en la aventura que crea caminos y desempolva papiros escritos entre cenizas. De este año que se fue rescato el sabor de tu boca, el calor de tu piel, la curva de mi cadera en la que tu cabeza encaja perfectamente. Nuestra manera de encontrar la mirada del otro, la molestia de que el tiempo transcurra como desbocado cuando nuestro espacio se reduce. Mi mejor regalo de cumpleaños eres tú sin duda. Soy muy afortunada.
Pero también rescato el mundo, los lugares transitados de caras conocidas y desconocidas, la búsqueda de un trabajo del que me sienta satisfecha, los 180 pares de ojos que me escrutan todos los días: unas veces con cariño, otras con burla, otras con enfado, otras con indolencia pero que me obligan a revisar mis miedos, mis conocimientos, mi manera de ser. A no permaneces inmóvil como estatua para poder entenderles, a inventar palabras, anécdotas, ascensores para subir en busca de algo que, en ocasiones, es dificil de definir.
Agradezco los libros, esas historias que se funden con la mía, que me inspiran y me llevan por el mundo en zapatillas y bata de casa. La música como antídoto de la amargura y del silencio no buscado. Doy gracias por mi falta de rencor, por poder superar los malos momentos y estar en camino de que los buenos no pesen con nostalgias de juventudes y locuras. Agradezco cada uno de mis 44 años, que me han traído hasta aquí, que me sostienen cuando dudo, que me recuerdan que todavía hay muchos más por delante, mucho más que ver, sentir, oler, morder, saber, amar y comenzar.

lunes, 4 de enero de 2010

Malos y buenos propósitos



Nace un nuevo año, al fin y al cabo no es más que un dígito, una marca más en el cabezal de nuestras camas. La terminación de una fecha, el encabezamiento de un talón que iremos llenando a lo largo de los días. A qué viene tanto alboroto, tanta explosión de alegría tras la ingesta de 12 uvas, cuando el resto de la noche fue una cena como tantas otras a no ser por los brillos, los peinados, las prisas por acabar.
Porqué hay que gritar hasta desgañitarse, drogarse hasta caer de culo, beber sin sed, vomitar para seguir comiendo, no acostarse hasta bien entrado el día uno y aparecer por el bar fardando de la hora en la que te acuestas. Da igual la edad que tengas, la procedencia, los estudios, el barrio, el color de pelo, la hipoteca, el número de hijos, que tengas perro o gato, que seas hetero, homo o lesbi. Todos con esa sensación de que hay que salir o emborracharse en fin de año para no ser menos, para no ser triste, para no ser seta, para no ser un friki, distinto, rarito, solitario, perdedor, aburrido, desganado, nostálgico o amargado.
Todos los años el mismo rito, la misma resaca, la misma falsa sensación de felicidad momentánea que se escapa igual que los detritus de la noche por el baño.

Mi propósito para este año es estar contenta todos los días, o al menos intentarlo. Ver el lado positivo de las cosas. Aprender de la vida sin amargura, apreciar todo lo que hay en mi vida que es mucho. Acercarme a aquéllos que producen cercanía sin cobrarla a largo plazo, mostrarme más dispuesta a sorprenderme, ser más comprensiva con defectos propios y ajenos, dejar de juzgar o hacerlo menos, reir por lo menos una vez al día, no ponerme verde cada vez que me veo al espejo, practicar la paciencia como mejora laboral, practicar la paciencia como actividad amorosa, practicar la paciencia como religión. Seguir sintiéndome ignorante para poder seguir aprendiendo, bailar al menos una vez por semana, reconocer mis aciertos, reconocer mis errores, aprender a pedir ayuda cuando lo necesite, estar ahí para cuando me lo pidan aquéllos que quiero. No utilizar el chantaje emocional como moneda de cambio, no mentir o hacerlo de forma inofensiva, jugar más con mis sobrinas y dejar atrás el pasado que rasca como las toallas sin suavizante dejando de preocuparme y de querer al que me demuestra una y otra vez que no me quiere.