martes, 4 de noviembre de 2008

M.


Enciendo mi vela y susurro tu nombre para que el viento de palabras galope hacia ti ahora, ráudo y caliente como mi aliento....

Y recorra mares, montañas, desiertos, bosques, soles y nieves hasta llegar donde tú eres.

Que forme un remolino, una cuna donde mecerte, con brazos sin aprieto que te recojan, limpiando verdes.

La flor invernal que no viene, cuide tus primaveras, vigile tus sienes. reciba el cariño que merece.

Sin oscuridad no hay luz, sin amor solo muerte. Deja que fluya de ti y te llene de bienes.

Del duelo que teje el destino, siempre tenemos la suerte, plantando aunque no veamos lo que aún está en simiente.

Así que hermana mía desata tu canto en noviembre y toma mi mano si quieres, mi corazón.....

YA LO TIENES

3 comentarios:

Néctar dijo...

Cielo, me has sacado una lágrima desde la primera línea. Espero que todo tu amor llegue tan rápido a su destino, como rápido se consume una vela; eso sí manteniendo al incombustible. Besos de mariposa princesa.

Pedro M. Martínez dijo...

Poético.
Emocionante.
Cálido.
Un poema que es un abrazo.
Muy bello

Meiga en Alaska dijo...

gracias mi cariño. Gracias por tus palabras, tus abrazos, tu cariño, y sobre todo por ser tu y haber estado ahí para mi durante estos veintipico años.
En estos momentos sabes que necesito este amor, aunque tenga que ser desde la distancia, sin tu piel y sin tus ojos. Pero igualmente me has llegado al alma.
Te quiero, hermana