martes, 11 de noviembre de 2008

La perra del hortelano


La perra del hortelano ladra a la luna que aún no ha salido.
Insulta al sol para que se vaya pero,
cambiando de idea,
le llama,
le apremia a que vuelva el día si la noche no pasa.
La perra del hortelano no discierne entre jardines
porque no abandona
jamás el lugar de donde viene,
volviendo sobre sus pisadas
si pierde de vista el prado
en el que nadie por su nombre la llama.
Rechaza la mano que la acaricia
mordiéndo al tiempo que abraza.
Si el reflejo de su rostro le ofrece el agua,
remueve los lodosos fondos,
más, si no se acuerda de sus ojos
aulla sobre las colinas
para que vuelvas y
tras el alba,
sale con el rabo entre las piernas,
pareciera asustada.
No intentes averiguar qué piensa,
nunca se conduce por nada,
pero negará cualquier intento de explicación, de causa.
Ni contigo ni sin ti la vida aprieta
y, si canta, habla y,
si llora, rie y,
si sale, entra, y
si sana, sangra y,
si ama, ...
y si ama, mata.

3 comentarios:

Meiga en Alaska dijo...

Qué pesada la perra esa, por dios. Que se vaya, que se vaya...

Besos, guapa

irene dijo...

La última parte de tu lindo escrito me ha hecho recordar a la mantis .... yo creo q dentro de todas hay una perra del hortelano.
Mil besos linda

ana p. dijo...

Pues yo creo que no todas las mujeres somos perras del hortelano. Muchas aceptamos que la vida nos trae y nos lleva, nos junta y nos separa, sin tratar de aferrarnos a aquéllo que se fue tras un período lleno de dudas, traspieses, culpas e inocencias. Lo que no es sano es que nadie siga cual garrapatilla aferrada a una relación muerta hace más de 2 años, intentando colarse en la familia cuando nadie la llama, y dando la brasa en cuanto parece que ya te has olvidado de ella.... No todas nos comportamos así, o por lo menos, no tanto tiempo.
Besos mis amores