El sol que nos calienta
alimenta limoneros
enraizados en tu pelo,
que tapizan mi vientre
floreciendo aromas.
Al son del crepitar,
madera viva,
tensamos las cuerdas
que acompasan nuestro ritmo.
Sin fronteras nos buscamos,
sin preguntas,
sin nostalgias.
Entre piedras que protegen
y puertas de dos jamblas.
Los sonidos del mar
escucho en tu oído,
mientras mi arena
se vierte en estallidos.
Es la sal y el limón
de mi tequila
la que encuentro
al filo de tu risa,
es la aurora la que asoma
cuando de tu interior
me siento abrigo.
Al año viejo le han nacido
alas que le rescaten del olvido.
2 comentarios:
mariii me ponga usted una foto en que salga mas favorecida, ehhhhhh
mil bicos
Las fotos, y tal vez el texto, centradas te quedar�an mais guapi�as. Pero es solo una opini�n bienintencionada.
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