viernes, 26 de octubre de 2007

Felices 50


Cincuenta matices sonoros de tu voz en mi voz, de tu mirada de aguila, observadora de lo pequeño.
Despliegas alas que me acogen cuando caigo, despliegas risas que me acompañan cuando vuelo.
Cincuenta primaveras con sus cincuenta inviernos, floreciendo y muriendo a ratos, buscadora infatigable de la llama que en colores despliegas resolviendo sueños.
Tu mano mi mano conoce. En tu regazo mis lágrimas vertieron mil y un caminos que andar juntas, mil y una encrucijadas en las que perdernos; para reencontrarnos tras las esquinas de una flor de almendro.
Si mis palabras torpes hieren tus oídos tiernos, no te escondas de los hielos. Cuidaré el fuego que derrita la gélida nieve sin beso. Sin prisas, sin ausencias, sin miedo.
En tu casa me sentí acogida por las serenas pisadas de los que viven con la sabiduría de no esperar que se aclaren las dudas antes de tiempo.
Silencios y susurros, música y kikiriqueos llenan mi recuerdo.
Te deseo más soles, más lunas, más inviernos. Más caminos y veredas, muchos más recovecos... que de los encuentros y desencuentros, de todo eso ... aprendemos.
[Para Marta. Gracias por ser, por estar, por esperar....]