domingo, 21 de octubre de 2007

Cormoranes y brisas


Me encontré un cormorán. Herido de relojes y maneras. En mi casa traté sus dolencias, con paciencia, sin conocer si mis manos podrían devolver el soplo de viento que el tiempo le arrebatara. Luchamos durante días contra las hydras que rúgían por los balcones de las esquinas. En sus ojos mi reflejo, en los mios, apenas una rendija, sonaban sirenas sedientas de largas piernas con las que correr sobre espumas. Su esencia manaba arroyos que bebía, deseosa de calmar una sed antigua construida de ausencias y miedos.
El tambor que nos arrulla acoge ritmos dispares, ahora lentos y suaves como sus plumas, ahora rapidos y energicos como mis pies. Pero el ritmo se convierte por momentos en melodía y pasamos horas meciendonos en los brazos de un sol que despierta, estirándose por las cortinas de mi ventana.
No hay poesia? No, si son los signos gráficos los que la portan, pero entre sus manos invento cuentos, fabulas, odas en las que poner mi nombre completo. Con la luna como testigo, sin persianas, quizás encuentre el mapa de la isla donde recuperar mi tesoro enterrado de nácares y monólogos. Mientras sacudo de mi pelo las semillas de la duda para que no arraiguen en mi frente y cubran la esperanza de no recordarme, de descubrirme desnuda y sin sombrero bailando al son que marcan las estrellas, musitando hechizos que paren relojes, haciendo de segundos eternidades.
Sin coartadas.

3 comentarios:

Meiga en Alaska dijo...

Precioso, poetisa en prosa...

:)

Rocio Ramos Morrison dijo...

Ya sabia yo que me iba a deleitar con tus escritos..tengo ganas de verte guapa..te llamo estos dias. mil besos

irene dijo...

ay la cosita ....q sorpresa tan gratisima encontrarte por aqui...q maravilla de letras y palabras y frases...como admiro tu escritura, y tu corazon...
besos y abrazos ma belle