miércoles, 16 de abril de 2008
Quiero
Quiero perderme en tus brazos, tras las nubes rosas del atardecer y saltar en el brillo de tus ojos como hace el sol cuando se rompe en las crestas de las olas.
Quiero arrebatarme, olvidarme, renacer sintiendo que lo que hago y digo tiene algún sentido, que no son horas vacías robadas al sueño para seguir con un sainete costumbrista de rutinas y saludos.
Quiero abrirme, confiar en que tus manos no ocultan ases en la manga que me hagan perder, que, por dudar, no intente ni siquiera comenzar esta partida.
Quiero un remolino, un huracán, un torbellino, aunque no sean cosas de estas edades, aunque tengamos que volver al país de nunca jamás a buscar nuestros pijamas. Quién sabe si siguen tendidos en el árbol que conserva nuestros nombres.
Quiero sentir. Quiero poder descansar en tus brazos sin preocuparme de cómo sea mi postura, porque el alma no tiene cuerpo, porque es mi alma la que quiero entregar y no sólo mi cuerpo. Sé que no todo está en tu mano, sé que es mi tarea, mi trabajo, mi diaria labor de desescombro de las iglesias que se cayeron para construir los cimientos de una nueva, más luminosa, más clara, más grande y acogedora.
Quiero que sepas que esto es para ti, sólo para ti.
Que comprendo la lejanía que provocan mis zonas oscuras, mis dudas, mis miedos. Sé que no es fácil estar a mi lado los días de lluvia. Esos en los que hasta a los paraguas les declaro la guerra y canto mi canción desesperada, llena de acordes desafinados que hacen daño a los oídos.
Quiero darte las gracias por tu paciencia, por tu equilibrio, aunque me desespere que te quedes impertérrito. Sé que en tu puerto puedo atracar, mi velero de 13 metros y que no lo chocarás, aunque copies, aunque hagas trampa.
Mis pies quieren seguir andando, aunque estén parados porque el suelo es inestable y quebradizo, porque caídos los dioses ando vagando sin candil que alumbre el mundo, de vela en vela: ahora corro por la oscuridad hacia la vela siguiente. Y, así, voy alumbrando pequeñas zonas de mi cueva, en las que ya se puede avanzar. Pero despacito, pasito a paso. No puedo correr porque aún existen agujeros llenos de los cristales de las fotos que emergen en cada movimiento sísmico y que me llevan a la decepción de una niña a la que le dieron una bofetada en el tiempo de un tequiero. Cuesta volver a confiar, cuesta no andar con la mosca detrás de la oreja murmurando palabras dudosas. Cuesta pero en ello estoy. Así que hoy, esto que sale de no sé exactamente qué parte de mi anatomía es para decirte que QUIERO.
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7 comentarios:
Qué hermoso... es tan puro.
Escribes desde el centro mismo y eso se nota muchísimo, porque lo das todo, lo transmites de una manera tan visceral y cuidada al mismo tiempo, que es muy bello. Mucho, querida, mucho.
Gracias, muchas gracias.
Gracias mirada. Lo mismo creo yo de tu blog, de tus imágenes, de las breves palabras que concentran toda una vida. Es un enorme placer poder compartirme con personas como tú. Un enorme beso
Mari, que bonito que sepas lo que quieres, que lo quieras de esta manera y que seas capaz de expresarlo de forma tan hermosa.
Te quiero
Alucinada me has dejado, creo que las palabras sobran ante sentimientos tan bonitos y tan puros. Besitos
mmmmmm...
un beso
Hola Ana,
Tus primeras líneas me han recordado las de Luz Casal - o viceversa - (creo que tenemos conexión con algunas autoras):
"Quiero ser el rojo del amanecer, un nuevo dia brillará, se llenará la soledad"
Quieres....luego existes.
A QUE SIIIIIIIIII?.
Gracias a todas Meiga, Montse, Tani, Magnolio por vuestros comentarios. El querer no siempre es poder, pero supongo que el intentarlo merece la pena.
Magnolio por supuesto que esa canción de Luz Casal me ha acompañado este último verano. Me daba fuerzas optimistas para salir de mi agujero. Un enorme beso a todas
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