miércoles, 7 de noviembre de 2007

El hombre diez


Ayer encontre en mi bolsillo

un hombre diez.
Amarillento por el paso del tiempo conservaba la belleza de las fotos sepias de las abuelas.
Me miro de soslayo, cautivador, provocativo.
Cuando decidí acercarme comenzó a preguntarme por Dios, Al contestarle que era en mi interior donde se encontraba, abrio con su mano mi alma y acarició las herdumbres que riegan lo que soy. Hablamos durante horas de los comos, los cuandos, los porqués.
Mi cuepo tañó con virtud, toda la materia inerte cobró el movimiento preciso.
Sus aficiones coleccioné con ahinco, pues eran las mias. Sus palabras prendí de mis ojales, sus pies danzaban con los mios; recorrimos nubes y aguaceros. Cuando en extasis pronuncié su nombre se deshizo como niebla, pues niebla era.
Y amanecí en los brazos de un hombre corriente

2 comentarios:

irene dijo...

joder nena.......

Rocio Ramos Morrison dijo...

me ha dado mucha risa sana el final...me encanta que te hayas vuelto mi rincon de lectura diaria..a ver si las maris se animan que nos tienen un poco abandonadas!!!
Os quiero