
Llueven estorninos en el patio de la memoria,
cayendo entre alaridos, negros como presagios.
Hambrientos como lobos se alimentan de deseos.
Y corro... y despavorida escondo los restos de alimento
que en mi regazo escondo para que no se endurezca.
Y proyecto nubes como cimientos de una casa
que desaconsejan arquitectos y peritos.
Solamente yo me obceco en lo imposible,
solo yo bordo en las puntillas de los sueños
coordinadas imposibles, hechas de indicativos
que destrozan los pretéritos.
Y no me importa,
y me da igual que no rimen las esquinas,
Me abstraigo de los ciclos naturales,
de la consonancia del duelo y las estaciones.
Me da igual que parezca una loca
cantándole nanas al sol de mediodía,
sacando agua para vaciar el mar,
hirviendo sangre para desatascar las noches,
desasiendo anillos de circulos rojos.
No me importa pasarme la vida soñando,
no mi importa si es tu roce el que encuentro
tras los visillos alumbrados por la luna.
Si el amor es amor, porqué negarlo?
Porqué esconderlo, porqué mentirle.