jueves, 22 de enero de 2009

Herida

Tengo una herida que es un río,
que se abre y se cierra,
que se contrae hasta que desaparece
cerrando todas sus puertas.
Nunca la llamo, nunca la espero
y cuando menos doy cuenta,
aparece y,
sin resuello,
se lleva todas mis señas.

De cristales y de agua se llena,
la profundidad de la tristeza.
Lo que restamos en las sumas,
lo que no conservamos en memoria,
lo que se esconde
y nos acecha.
Hay dolores del alma,
dolores que no son presentes,
que pertenecen a otras tierras
y que, recogidos en pentagramas,
resoplan tras las puertas.

No abro ventanas para que venga,
pero todas las cerraduras fuerza
cuando declaro en voz alta
que ya se fue, que estoy de vuelta.


A esta herida renuncio
sin conseguir que no vuelva,
con otra ropa, otro tiempo,
otra vuelta de tuerca.

Su color es apagado,
su nombre...
mi exigencia,
de reparación del daño
que sin limpieza deja
humores, restos,
cascadas que no cesan.

1 comentario:

Petri dijo...

Hola bonita.
un beso