jueves, 25 de abril de 2013

Si el sol se ocultase tras las hebras de tu cabello, saldrían las fanfarrias, mudas como nubes en el funeral del orgullo. No subo escaleras de tres en tres tras tu sonrisa que huele a burla, a distancia. Recorro las salas de la memoria en las que la música aún sigue suspendida en el aire. No encuentro nuestra canción posada entre las sábanas.
Anoche quise robar tu corazón, una pequeña incisión que apenas se nota en tu pecho. Latía sin demasiado convencimiento, como un tambor destensado. Quite las telarañas, los polvos del pasado, las pesadillas del proyectarse en un futuro del que no sabemos nada. Cuando terminé mi labor, esperanzada, el hueco de tu cuerpo en el colchón me guiñó el ojo desde la almohada. Y me quedé con tu corazón en la mano, latiendo tímido y sin cuerpo. Estremecido por las primeras luces del alba, huérfano de venas que caliente sus huecos anhelantes de sangre, ríos de lava revilitalizadores.
Aquí sigo, con tu corazón en la mano, esperando a que tu cuerpo le eche de menos, a que tu cabeza necesite sentir el impulso de su llamada, a que notes que es mi nombre el que
recita su movimiento.

1 comentario:

raúl dijo...

wow, ese corazón latiendo sin demasiado convencimiento, como un tambor destensado, me ha dejado tocado. genial.