viernes, 8 de mayo de 2009

Mimetismo


Las líneas del pentagrama de donde huyen las corcheas, reclaman una melodía que no contenga asonancias para esta primavera. Busqué entre las páginas de versos insomnes, traiciones a la vitalidad, a la entrega, al descontrol pero los silencios en ellos contenidos eran mucho mejores que cualquiera de mis letras.

En el jardín, botones amarillos, susurraban promesas de frutos rojizos que romper en estallido de pepitas y humedades. Abejas libaban sin prisa prescindiendo de horarios y luces; al son del azadón surcaba terrenos en el aire donde plantar el corazón sin riegos ni abonos. ¿A dónde se fue la planificación de esta huerta en la que las solaceas duermen a la sombra de los sauces? Quizás las hormiguitas que se fueron de mi espalda tengan noticias de las mudas ideas que atormentan los rocíos. Soplándole estoy al viento para que lleve arenas de desierto al país amarillo donde reconozcer las huellas del asentimiento, para que los espejos no duelan, para que las enciclopedias mantengan intacto el saber, para que mis zapatillas de bailarina no sigan colgadas en aquella esquina desierta que aguarda los brillos de la purpurina violeta. Amnésica te intentas, más la esquiva memoria en pertinaz encuentro, alarga los pasillos en los que en sueños buscas el pomo de una puerta que derribe muros y escondrijos.

Sólo el pentagrama no se mueve. A lo lejos llega una canción en inglés que acerca pasos que llevaban por calles perpendiculares que nunca se cruzaron. No recuerdo, solamente me mimetizo con los escaparates de la tiendas que cerraron esperando inaugurar alguna cosa que no sea un pantano.

1 comentario:

Néctar dijo...

Anita, a ver cuándo nos vemos. Un besito