miércoles, 27 de julio de 2011

Mi ego y yo


Tengo un Ego catedralicio, un ego hipertenso, fanático, escurridizo. Un Ego que se entiende a sí mismo los días alternos, pues de hacerlo diariamente no sería especial. Un Ego tan enorme que se complace en sentirse rarito, pues lo común, lo de todos los días no es para él.
Mi Ego narcisea en el espejo por las mañanas, mirándose ensimismado el borde de los lunares con los que construir mapas estelares que conduzcan en santo camino hacia mi morada.
Mi Ego se nutre de miradas, de gestos de adulación, de suspiros y exclamaciones todas tan falsas como él. Mi Ego no se adapta, se jacta de la diferencia porque es en la diferencia donde se mece en las tardes de siesta.
Mi Ego obvia lo que le interesa, creando morales, historias, cantos paralelos y para-lelos donde disculpar los errores, los fallos, los desaciertos.
Mi Ego se disfraza a veces de humildad, con donosa generosidad se hace cargo de desvalidos, de débiles, de confusos e inspira el camino de la solución como el mago agita su varita en el abracadabra.
Mi Ego no soporta el olvido, el desprecio, el silencio. Se retuerce, se rompe, se mancilla para salir de la oscuridad en la que lo hunden los que no se paran a mirarlo.
Tengo un Ego en venta.... alguien lo quiere?

2 comentarios:

Petri dijo...

No lo vendas que puedes permitirtelo y además mantenerlo.. que mira que eres lista jajaj
un beso guapa

VICTOR VERGARA dijo...

No te lo puedo comprar, porque es el mismo ego que tenemos todos, y el mismo que también tengo yo, y entonces lo tendria repetido, jjj


(Siempre suelen ser muy raras las palabras que se piden para la verificación del comentario, pero la de esta vez si me ha gustado: "noche".)


miau