Creo castillos de arena,
de donde parten pisadas saladas
que no se sabe si van o vienen,
si llegan o se despiden.
Y escucho la música de las olas
puliendo los nácares,
ráfagas perfumadas mueven mi pelo
y tomo mi paso,
a su ritmo,
pausado,
mientras observo el mar.
Haciéndome alga me desvisto de pasado,
echo raíces, me hundo en este fondo
del que salgo propulsada, informe.
Mujer y pez, roca y espuma.
Nado envuelta en una nube,
algo más allá, el sol me espera.
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