viernes, 9 de abril de 2010

Amor.... ese enemigo


amor que rimas con dolor, flor, alcanfor,
con abrillantador, colador, coliflor,
con satinador, comedor o tenedor,
con radiador, redentor, ganador
también con perdedor, regidor, conquistador,
saltador, conductor o torturador.
Mil formas para mil momentos, desde las cimas llenas de luces de colores de los momentos primeros, en los que estrenamos una por una las cosas bellas del planeta, las sonrisas, las manos... Los caminos no guardan margaritas porque se tienen todas las respuestas. Más nunca conservas este dulce rostro de la mirada primera, y te vas tornando calmo como la mar entre las piedras.... Y ya no hay sorpresas cotidianas, escondidas tras las puertas, nuestros ojos se abren y vemos más allá de nuestras cejas, se abre el plano de la cámara, abriéndose así nuestro planeta. Y dejamos de saltar de puntillas, de volar por campos y praderas, para tomar un paso firme en la tierra que se queda en nuestra suela. Y es el amor un subterfugio? O un refugio de poetas?
Imposible de regalar cuando no se parte de la propia seña, del propio paso, del propio rostro que en el espejo se acerca, pidiendo besos sin papeles, ni tiempos, ni vendas.
Es el amor un camino desaprendido a fuerza de tropezar con las piedras, de revolverse en los charcos de lodazales y acequias. Es el amor, el amigo infiel, que de ti no se acuerda y que irrumpe en tu casa el día que está más revuelta. Tiende su mano y te agarra... te agarras sabiendo que el dolor se acerca... y pese a la parca engañas el olvido de la quiebra. Amor que revuelves la digestión de las cenas en las que compartimos resacas, vinos y confidencias.
Que bien nos iría si inventásemos otras letras con que nombrar sin llamarte no vaya a ser que aparezcas.

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