martes, 29 de enero de 2008

Ira


Cabalgo sobre tu lomo


con la melena latigando el aire.


Tomada por la fuerza invisible


que marca la agitación del movimiento.


Inconsciente de la posesión de mi cuerpo,


farfullo que soy yo la rienda,


la senda, la que manda.


Cuando arrebatada, me veo desde afuera,


cuento los fuegos que me incendian


y la incapacidad de apagarlos con mi agua.


Tras el camino andado, me siento a respirar,


anoto en mi cuaderno las paradas del viaje,


y no son metas: tan sólo instantes en los que detengo


el caminar insolente de la furia que,


por momentos, se adueña de mi mente.


Sin espacio, sin lugar, sin reconocimiento,


mi enfado se esconde en los pliegues


del segundero del reloj que hace andar el calendario.


Juega a las escondidas en mi interior,


permitiendo que saboree la calma, ilusión de partida,


del que observa el juego esperando a que lo encuentren.


Sin prisas calcula mis movimientos, prevé mis vacilaciones,


estudia el tiempo preciso y se hace visible.


Esta lucha interminable acaba por agotarme.


Ahora espero su próxima abatida,


para cercarle en un abrazo y haceme su amiga.


Sé que ta sólo así podré liberarme.


6 comentarios:

Meiga en Alaska dijo...

Te deseo lo mejor en tu viaje interior de hacerte amiga de tu rabia para conseguir liberarte. No es un camino fácil, pero menos fácil es le camino de resistirla u odiarla. Animo, sé que puedes :)

Y si, el último miembro que se ha incorporado a nuestra familia tiene un parecido peculiar con aquel sercillo maravilloso que nos esperaba ya autocastigada al final del pasillo después de haber desparramado la basura, sabiendo que había hecho algo malo. Para ella era fácil aquello de arrepentirse primero, obrar mal de todos modos y luego castigarse ella misma. Fue por ese parecido que no pude resistirme, mari :)

Te quiero,
Miriam

alfonso dijo...

Libérate. Es una orden. Cuando la ira nos atrapa, ya no somos nosotros. Ni siquiera nos reconocemos.

Anónimo dijo...

Dicen que la felicidad es la ausencia de miedo, tal vez sea cierto.

Saludos...

ana p. dijo...

No me gustan las órdenes Ñoco, producen tensión... quizás si me lo sugieres o me lo susurras consigas que mis oídos no se cierren.
Estoy de acuerdo con Kpax en la cena de la felicidad el miedo no es invitado... pero como gorrón profesional tiene la costumbre de colarse cuando una menos se lo espera.
Miri un enorme beso para los 4. Estaba segura de que habías notado el parecido, ya me dirás si también se arrepiente antes de obrar mal.
Gracias a todos por vuestros comentarios, es un placer sentirse leída. Un beso

irene dijo...

la aceptamos???
que sería de las cositas sin su rabia??? además de destrozarnos la vesícula también nos ha ayudado mil veces a salir del atolladero e incluso a darnos fuerzas para actuar...
a si q te invito a ti a tu rabia y a la mía a q nos queramos..
te quiero relinda

mirada dijo...

Gracias tesoro, permíteme el cariño, ¡te he empezado a leer y te siento tan cercana!
Gracias por llegar hasta mí.
Un abrazo enorme.